Las víctimas pendientes de Dresde

El debate sobre el número real de fallecidos y el sentido del bombardeo de la ciudad alemana continúa abierto 75 años después del ataque.

Público, JUAN CARLOS BARRENA, 14-02-2020

Dresde, la histórica capital de Sajonia, recuerda desde este jueves el 75 aniversario del bombardeo de la ciudad por aviones aliados estadounidenses y británicos, un aniversario que es instrumentalizado desde entonces políticamente, primero por los comunistas en la extinta República Democrática Alemana y desde la reunificación del país por la ultraderecha. La destrucción de Dresde se convirtió en símbolo de los bombardeos que sufrieron las ciudades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces hay un debate abierto sobre el número de víctimas de la operación de castigo de las fuerzas aliadas que combatían el régimen nazi de Adolf Hitler. Las cifras calculadas por los historiadores son aumentadas de manera monstruosa por los que instrumentalizan aquellos ataques.

Quienes han estudiado los acontecimientos de manera científica calculan que en el bombardeo perecieron unas 25.000 personas, cifra que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) multiplica por cuatro. «Parto de unas 100.000 víctimas», asegura Tino Chrupalla, presidente de AfD, quien aporta como prueba las estimaciones realizadas a bulto por la Cruz Roja tras la tragedia y que llegó a hablar de 275.000 muertos, pese a que la ciudad no acogía tanta gente. «Mi abuela, mi padre y otros testigos presenciales me hablaron de calles llenas de gente antes del ataque y de montañas de cadáveres tras los bombardeos». Por ese motivo exigen una condena de la actuación de las fuerzas aliadas.

Perecieron unas 25.000 personas bajo las bombas angloestadounidenses

Lo cierto es que la capital sajona, una preciosa muestra del barroco alemán, se encontraba completamente indefensa el 13 de febrero de 1945. Al contrario que en otras ciudades, el régimen nacionalsocialista no había construido búnkeres para proteger a la población y había retirado toda la artillería antiaérea. De esa manera los bombarderos aliados pudieron lanzar durante tres jornadas seguidas, día y noche, su carga mortal. Las bombas no diferenciaron entre inocentes o culpables, buenos o malos y mataron nazis y a sus enemigos, judíos y cristianos, refugiados y trabajadores forzosos. Dresde era entonces famosa como ciudad artística y cultural, pero también como un bastión del nacionalsocialismo, en el que el dirigente nazi Martin Muschmann, un brutal carnicero, desarrolló un régimen del terror.

Bombarderos angloamericanos contra civiles
Abierto se encuentra aún el debate sobre el sentido del bombardeo de una ciudad que no se consideraba estratégica y que hasta entonces se había librado de los artefactos mortales que ya habían destruido Hamburgo, Berlín o Colonia. Hoy se sabe que los aliados partían del supuesto de que la guerra se prolongaría hasta el final de ese año y no podían saber entonces que pocos meses después Hitler se suicidaría en el búnker de la Cancillería mientras el Ejército Rojo tomaba Berlín. Los bombardeos no fueron efectivos desde el punto de vista militar, toda vez que afectaron sobre todo a zonas residenciales, destruyeron el centro de Dresde y masacraron a la población civil, mientras uno de los mayores cuarteles de Europa al norte de la ciudad resultó indemne.

Los primeros actos en memoria de los fallecidos tuvieron lugar tan solo un año después. Tras la creación de la RDA en 1949, el régimen comunista instrumentalizó los actos para condenar la «carnicería» cometida por «las escuadrillas de bombarderos angloamericanos» contra la población civil. En los años 80 cambiaron las cosas cuando grupos de jóvenes, al margen de los actos oficiales organizados por Berlín Oriental, rindieron homenaje en silencio y con velas a los muertos. Tras la reunificación, grupos de neonazis aprovecharon el aniversario para organizar «marchas fúnebres» a las que llegaron a acudir miles de ultraderechista de toda Europaa. Como respuesta, ciudadanos indignados por la instrumentalización neonazi organizaron en 2010 la primera cadena humana que rodeó el centro histórico de Dresde para protegerlo de todo abuso político.

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