Historias para compartir

Un día con... Chefugee

El Mundo, Dani Tornero / Ana Mª Nimo, 14-02-2020

El objetivo de Chefugee es dar la oportunidad a cocineros refugiados y solicitantes de asilo en nuestro país de compartir su cultura y de demostrar sus destrezas culinarias.

La guerra barrió la vida de Rachida y de su familia: adiós a sus trabajos de oficina, a su casa con jardín, a sus amigos… Hasta el punto de que se vieron obligados a abandonar Siria si querían conservar lo poco que les quedaba. Llegaron a Europa con el objetivo de volver a empezar, pero para eso necesitaban que alguien les diera una oportunidad. Ahí es donde entra Chefugee, un proyecto cuya misión es la de dar a personas que han tenido que huir de sus países por diferentes motivos la oportunidad de compartir su cultura y dar a conocer sus destrezas tras los fogones.

“En abril de 2016, comenzamos como un pequeño grupo de voluntarios que organizaban nuestra primera cena pop-up en un apartamento, junto con un chef refugiado de Siria. El proyecto culinario pasó de ser pequeñas cenas entre amigos cada dos meses a convertirse en populares eventos regulares a los que asisten invitados de todo el mundo”, explican en Chefugee.

“Las cenas se celebran una vez al mes y suelen asistir entre 25 y 30 personas"

En la actualidad, “las cenas se celebran una vez al mes y suelen asistir entre 25 y 30 personas, que degustan un menú diseñado por uno varios de nuestros chefugees, dependiendo de la temática del evento”, precisa Rafa, miembro del equipo de voluntarios que hace posible este proyecto. Todos ellos colaboran codo con codo con los 20 refugiados y solicitantes de asilo procedentes de países como Venezuela, Marruecos, Palestina o Ucrania que forman parte del staff de la organización para celebrar, además de comidas, actividades de formación de equipos y clases de cocina. La mayor parte de las ganancias de estos eventos son percibidas por los cocineros y una pequeña parte se destina a un fondo con el que pretenden apoyar a sus chefugees a poner en marcha futuros negocios.

Una vez al año organizan el Refugee Food Festival en el que participan 11 restaurantes de la capital acogiendo en sus cocinas a un chefugee, Entre todos confeccionan un menú que hace guiños al país de origen del chef invitado, que es dado de alta y percibe el salario correspondiente, y que se puede probar durante la semana que dura el festival. “El principal objetivo es que ellos tengan una experiencia profesional real y que hagan contactos que quizás puedan abrirle puertas laborales”, apunta Rafa, pero también buscan darles visibilidad para que quiénes tengan una imagen distorsionada de los refugiados tengan una experiencia de primera mano con ellos. “A veces la gente se olvida de que estas personas no han dejado su país porque quisieran sino que se han visto obligados al encontrarse en un contexto de pobreza o de peligro”, precisa Rafa, “ser un refugiado no es un proceso fácil. Hay muchísimas solicitudes de asilo y hay muchas que no prosperan y estas personas vienen aquí con el propósito de sumar… si les dejamos hacerlo”.

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