Entrevista: Paulino Rivero

Canarias 7, 04-06-2006


Madrid
Persuadido de que la mesura da mejor resultado que la bronca, el portavoz de CC en el Congreso apostó por las buenas palabras en el reciente debate sobre el estado de la Nación para hacer entender el problema de la inmigración. Y cree que ha funcionado.

– Este año la inmigración ha sido protagonista del debate del estado de la Nación. ¿Tendrá eso un reflejo práctico en la situación que vive Canarias?

– En este debate el objetivo era crear conciencia en el ámbito del Estado, y fundamentalmente en el Gobierno, de la importancia de hacer frente con firmeza a la inmigración irregular, tanto por los que llegan en cayucos, de mayor impacto por el drama humano que conlleva, como por los que entran a través de los aeropuertos, que son muchísimos más, hasta 20.000 al año en las Islas. La dimensión del fenómeno escapa al ámbito de Canarias y creo que el objetivo de concienciar sobre la gravedad del problema se ha conseguido. Otra cosa es que nosotros quedáramos satisfechos con la respuesta de Zapatero.

– ¿Considera que el Gobierno socialista hace lo suficiente?

– Hay dos vertientes. Por un lado, desde CC valoramos los cambios positivos que ha puesto en marcha el Gobierno en las últimas semanas – y así lo expuse en mi intervención – , como la ofensiva diplomática en África y los acuerdos de repatriación a cambio de ayudas al desarrollo. Ese es el camino a seguir. Pero Zapatero se está mostrando demasiado complaciente con el papel de la Unión Europea y ha valorado en exceso la contribución comunitaria, a todas luces insuficiente. Hasta ahora lo único que tenemos es una delegación FRONTEX y un dispositivo aeronaval que ni siquiera va a ser permanente. Además, la contribución económica se reduce a 10 millones de euros diferidos a 2008. No es para tirar cohetes. España tiene que desplegar mucha más presión política ante la UE, porque Zapatero no está siendo todo lo contundente que debiera y se conforma con migajas.

– El presidente del Gobierno mantiene que los centros canarios no están saturados, pero no descarta crear más plazas o abrir otro centro si fuera necesario.

– Eso resulta muy preocupante, especialmente porque afirmó que la capacidad de acogida de Canarias es de 4.000 plazas, cuando el acuerdo unánime del Congreso establece un máximo de 1.500. Eso implica que para el Gobierno cuentan como centros de acogida los calabozos de la policía, los garajes de las comisarías o acuartelamientos abandonados que han sido habilitados de forma provisional… La capacidad de acogida de las Islas no se puede estirar como un chicle. Igual pasa con los menores, un problema grave que desborda la capacidad de Canarias. Zapatero prometió receptividad pero no ofreció soluciones.

– No parece que fuera muy receptivo ante su propuesta de crear un ministerio de Inmigración, porque la política migratoria ya está dirigida por la vicepresidenta Fernández de la Vega.

– Deberíamos hacer una reflexión sobre cómo estaríamos si hace dos años nos hubieran hecho caso, cuando pedíamos que se coordinaran todos los recursos del Estado en lugar de mantener dispersas las responsabilidades. No digo que hubiéramos acabado con la inmigración irregular, pero desde luego, la situación sería otra. Llevamos mucho tiempo reclamando herramientas como el Plan Integral de Seguridad de Canarias, que el Consejo de Ministros aprobó hace una semana, con año y medio de retraso.

– ¿No cabía una respuesta más contundente cuando Zapatero puso en duda que hayan muerto cientos de personas en el Atlántico en su intento de llegar a Canarias?

– Con esa afirmación está claro que el presidente quedó en evidencia. No sólo cuestiona los informes de su servicio de inteligencia y de las ONG, sino que niega la realidad. Yo no tengo cifras concretas, pero nadie puede negar que la inmigración irregular ha causado cientos y cientos de víctimas. En ese punto Zapatero se mostró incómodo, dolido y débil. Pero yo no quise tirar de la cuerda para atacarle por ahí, porque mi objetivo era propiciar el entendimiento en otro tipo de cuestiones.

– Aunque de forma tangencial, en el debate también se habló del Estatuto de Autonomía. Usted le pidió generosidad y el presidente reclamó consenso en las Islas sobre el sistema electoral, para que la cosa no se complique cuando el texto llegue al Congreso. ¿Y ahora qué?

– Zapatero lanzó un mensaje claro. Nosotros valoramos su valentía al abrir el proceso de reformas y él sabe que un Estatuto que reconozca la singularidad de Canarias desactivaría el mensaje del PP de que se rompe España. El único obstáculo es el sistema electoral, y cuando yo desde la tribuna pregunté cuántas autonomías tienen establecido el sistema electoral en su Estatuto, Zapatero asintió en su escaño y contestó: «Ninguna» El mensaje es clarísimo: quiere un nuevo Estatuto para Canarias, le viene bien, y si la condición es que el sistema electoral quede fuera, lo que ha pedido es que nos pongamos de acuerdo.

– El debate evidenció la nueva alianza PSOE – CiU que se fraguó durante la negociación del Estatuto de Cataluña. Con la gobernabilidad garantizada y a salvo de previsibles desplantes de ERC, ¿qué papel queda para CC en los dos años que quedan de legislatura?

– El papel de CC va a ser el mismo que ha jugado hasta ahora. Cuando el Gobierno socialista no se puede poner de acuerdo con unos lo hace con otros. Así lo ha hecho durante la primera mitad de la legislatura y va a mantener esa estrategia de alianzas puntuales. Con CiU se ha abierto más el abanico de apoyos. Y eso contribuye a dar una imagen de amplio respaldo frente a la actitud del PP, que ha optado por aislarse. Pero todos los grupos se mueven según el caso, con tal de no aparecer pegados al PP.

– ¿Y se siente cómoda CC en ese escenario?

– Teniendo en cuenta la matemática parlamentaria, digamos que podemos obtener una rentabilidad razonable de nuestra situación.

– En el ámbito interno, ¿cómo afronta CC el año que queda hasta la celebración de elecciones autonómicas?

– Mejor que nunca. Una vez resueltos los problemas que tuvimos hace un año largo, la cohesión interna pasa por su mejor momento. Lo digo sinceramente. Los sectores que no estaban comprometidos con el proyecto ya están fuera, han desaparecido los partidos para convertirnos en una organización unitaria… Insisto, estamos mejor que nunca.

– Pero los sondeos pronostican un notable descenso electoral de CC en 2007

– En absoluto. Las encuestas que se han publicado últimamente no coinciden con la que tenemos nosotros. La realidad canaria es muy compleja y difícil de interpretar y la mejor encuesta la tenemos en CC, con una muestra de 6.000 personas, que apunta a que CC mantendrá el liderazgo y renovará como primera fuerza política del Archipiélago. Eso no quita para que sigamos trabajando y haciendo el mayor esfuerzo ante las elecciones del próximo año.

– ¿Esa cohesión de la presume va a evitar que se abra una crisis cuando haya que elegir el candidato de CC a la presidencia?

– El partido que no cuente con aspirantes a ejercer el liderazgo estaría muerto. Cuando llegue el momento de designar candidato unos saldrán contentos y otros disgustados, pero eso ocurre en cualquier organización. CC cuenta con los instrumentos adecuados para resolver democráticamente la elección de candidato. No tiene por qué haber problemas.

– ¿Se va a respetar el principio de alternancia?

– El principio que prevalece es que el candidato de CC puede ser de cualquier rincón de Canarias.

– ¿Está en su horizonte personal aspirar a la presidencia del Gobierno autónomo?

– No lo está ni lo ha estado nunca, ni creo que alguna vez pueda derivar por ahí. Estoy cómodo en Madrid y creo que desde el Congreso se puede hacer un buen servicio a Canarias.
El hombre tranquilo


Presidente de Coalición Canaria, portavoz en el Congreso, alcalde de El Sauzal… Paulino Rivero tiene muchos calderos al fuego pero mantiene la calma. Es un hombre tranquilo pegado a un teléfono móvil. A caballo entre Canarias y Madrid, se siente cómodo con el papel que le ha tocado desempeñar en la Cámara baja, pese al escaso peso político de su grupo parlamentario y no aspira – asegura – a convertirse en presidente del Gobierno de Canarias.Reconoce que podría haber estado más duro con los flancos débiles que mostró Zapatero en el debate sobre el estado de la Nación, pero – ante todo es un pragmático – prefirió contar hasta diez para no enfadar demasiado al jefe del Gobierno estatal.
«Faltó altura»
(Foto: canarias7)AMPLIAR

Crítico. Paulino Rivero ataca la política de inmigración del Gobierno de Zapatero.


Rivero lleva dos legislaturas y media en el Congreso y ha participado en incontables debates importantes. A su juicio, el último sobre el estado de la Nación fue pobre en contenido y en el nivel de los principales contendientes. "Eché de menos más responsabilidad de Estado. En asuntos tan esenciales como inmigración irregular, seguridad o política exterior, Zapatero y Rajoy se dedicaron a echarse las culpas de todo uno a otro, en vez de centrarse en aportar soluciones. «Les faltó altura». Asegura que le sorprendió que el presidente del Gobierno recurriera a la manida estrategia de mirar atrás para acusar al PP de todo lo que va mal – emulando el famoso «y tú más» que puso en boga Aznar durante sus ocho años en el poder – , pero reconoce que a pesar de no haber estado brillante, el ardid de Zapatero resultó efectivo porque puso a Rajoy «contra las cuerdas».

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