Opinión. El siroco y la inmigración

«Hay hoy un clamor social que reclama un mayor compromiso y soluciones al Gobierno del señor Rodríguez Zapatero»

Canarias 7, 04-06-2006


Las Palmas de Gran Canaria
«España debería establecer como prioridad absoluta lograr un acuerdo del Consejo de Ministros de la Unión que permita dotar a los 25 estados miembros de una política migratoria común».


Aunque no tengamos una base científica que explique la neurofisiología del fenómeno, los psiquiatras conocen muy bien que la llegada del siroco, ese viento caliente que ocasionalmente nos llega del vecino continente africano, origina cambios en el comportamiento y en la conducta de muchas personas. Está «asirocado» decimos aquí cuando hablamos de alguien que está algo desequilibrado emocionalmente.

Aunque ha sido el buen tiempo y la calma de la mar la que nos ha traído esta última avalancha de inmigrantes en cayucos, la respuesta de las autoridades parecería estar condicionada más por el siroco que por una reflexión serena. Personas habitualmente mesuradas se han mostrado superados por la situación. La mención que el presidente del Gobierno, Don Adán Martín, ha hecho apelando a la Corona, es muy preocupante e inoportuna. Don José Segura, delegado del Gobierno central me ha parecido muy desafortunado en alguna de sus declaraciones a la prensa y a una cadena de radio de ámbito nacional. Cuando Don Paulino Rivero denuncia la irresponsabilidad de la pelea entre el PSOE y el PP a propósito de la inmigración, olvida decir que esa responsabilidad debe exigírsele a su propio partido, Coalición Canaria, quien más ha utilizado desde hace muchos años la llegada de inmigrantes de cualquier condición con intencionalidad electoral y populista.

Bienvenidas sean las palabras del Presidente Martín sobre la no utilización de la inmigración como arma arrojadiza entre unos partidos y otros. Siempre es mejor tarde que nunca, pero espero que sea capaz de aplicar este deseo dentro de su propio partido en el futuro. El lector entenderá que no mencione a alguno o alguna de los miembros de mi propio partido por razones evidentes. En realidad sólo S. M. El Rey, llamando personalmente a Don Adán Martín para expresar su solidaridad con los canarios, y nuestro obispo nivariense, destacando la labor de muchos inmigrantes que cuidan de ancianos y enfermos, han estado a la altura de la gravedad del momento.


A fecha de hoy ya nadie cuestiona que la inmigración, en cualquiera de sus formas, es uno de los fenómenos más importantes con el que tendremos que aprender a convivir durante mucho tiempo, quizás durante décadas. Por eso es especialmente grave el manejo que algunos partidos, particularmente el PSOE, han hecho de la inmigración, tanto desde el gobierno como desde la oposición. Su anunciado Plan África tiene más de propaganda que de propuesta elaborada. De ello hablaré otro día.


El problema no son los inmigrantes que nos abruman llegando por miles en cayucos a nuestras costas durante las últimas semanas. Eso es una crisis humanitaria, que como saben los que saben, es cosa bien diferente. El problema es que seguiremos recibiendo inmigrantes irregulares mientras no se resuelva en los países de origen las causas que empujan a lo mejor de las sociedades africanas a buscar un futuro mejor. Los que llegan son los más jóvenes, los más sanos, los más fuertes, los mejor formados. Quienes no tratan de escapar del infierno social africano son sencillamente los que no pueden por la razón que sea, sean niños, ancianos, mujeres madres de familia, enfermos de todas las patologías y un largo etc.

Hay hoy un clamor social que reclama un mayor compromiso y soluciones al gobierno del Sr. Zapatero. Lo primero nos lo debe y las soluciones no las tiene….porque en realidad soluciones a corto plazo no existen. Estas soluciones inmediatas tampoco nos llegarán de Europa porque la Unión Europea y sus instituciones carecen de una política migratoria común y la Comisión Europea carece de un presupuesto específico y adecuado. En realidad el presupuesto a disposición de la Comisión Europea, después de la aprobación de las perspectivas financieras para el periodo 2007 – 2013, es continuista, ridículo e insuficiente para afrontar los nuevos retos en materia de control de los flujos migratorios. Las famosas 15 soluciones del plan de choque que la vicepresidenta del gobierno, Sra. Fernández de la Vega, dice haber obtenido en Bruselas son puro humo. Algunas de ellas, la mayoría, no son nuevas sino acuerdos inconexos alcanzados hace ya casi un ano, en algún caso, y que la Comisión no ha podido impulsar por falta de dotación presupuestaria. Otras, como el envío de una misión de Frontex, la Agencia Europea de Fronteras, es un envoltorio que suena bien pero está vacío de contenido. Ya lo verán, cuando lleguen a Canarias dentro de unos días, dos o tres funcionarios europeos para hacer un informe sobre la situación.


Qué hacer? Parafraseando al innombrable autor de un ensayo con esta misma pregunta de infausto recuerdo, el gobierno de España debería establecer como prioridad absoluta de su política europea lograr un acuerdo en el seno del Consejo de Ministros de la Unión que permita dotar a los 25 estados miembros de una política migratoria común, que ahora no existe. Después debería trabajar para que la Unión integre sus políticas de cooperación dentro del conjunto de su acción exterior. Y por último volcar todo el peso político de la UE para corregir el rumbo torcido de los llamados Objetivos del Milenio en la lucha contra la pobreza, marcados por las Naciones Unidas. Solo así podríamos esperar que en el 2015 el número de pobres en el mundo haya disminuido a la mitad. En ese escenario, el más optimista de los posibles, todavía tendríamos algunos millones de parias de la tierra cuya esperanza continuaría siendo alcanzar El Dorado europeo o norteamericano. Hay escenarios posibles menos optimistas que prefiero no mencionar, pero en cualquier caso lo mínimo que podemos esperar del gobierno de España es que no cometa más errores, que abandone la demagogia y que no agrave más la actual situación.

 

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