La declaración del inglés como lengua nacional en EE.UU. desata tensiones

La Voz de Galicia, 04-06-2006

Cuenta la picaresca popular que, si Colón arribara en este siglo al nuevo continente y la Pinta atracara en el puerto de Nueva York, el famoso marino creería haber dado la vuelta al mundo confundido por las voces que saldrían a recibirlo en español. La anécdota, repetida hasta la saciedad en los foros hispanos de Internet, supone sólo una aproximación a como el imperio del castellano ha logrado desplegarse en Estados Unidos. Con casi 44 millones de hispanohablantes, la lengua de Cervantes cuenta ya con más adeptos en Norteamérica que en países como Venezuela o incluso España. Su influencia, que hace tiempo sobrepasó el nivel de la calle, puede sentirse también en áreas como la política, donde los latinos representan un 10% del electorado. O en el ámbito empresarial, que tan sólo el año pasado se gastó 3.000 millones de dólares en anuncios «in spanish».

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Elemento de cohesión

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Sin embargo, como todos los imperios, el reinado de la eñe podría pronto tocar a su fin envenenado por su propio éxito. El detonante, la decisión del Senado estadounidense de declarar el inglés como idioma nacional. Los representantes de la Cámara baja tomaban esta decisión ante el temor de que una Babelia bilingüe se instalase definitivamente en el país y aprobaban, por 63 frente a 34 votos, una nueva ley que insta a las instituciones norteamericanas a «fortalecer y preservar el papel del inglés como elemento de cohesión entre la población».

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Con más de 300 hablas conviviendo bajo el mismo pasaporte, lo cierto es que nunca hasta ahora la imposición de otro idioma había causado tanto miedo entre los políticos.

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Avance imparable

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Sin embargo, desde que en el año 2000 Bill Clinton aprobó una enmienda que obligaba a que todos los documentos oficiales estuvieran redactados también en castellano, muchos republicanos veían con recelos el avance del español. Unos temores que resultaron fortalecidos con estimaciones como la del censo, que prevé que el número de latinos en Estados Unidos aumente hasta 150 millones en los próximos cincuenta años.

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Hace unas semanas, un grupo de cantantes de reggaeton tradujeron al castellano el famoso himno norteamericano. La iniciativa pretendía ayudar a los inmigrantes sin papeles a tener un signo de referencia, pero elevó la ira del mismísimo presidente. «Ese himno se debe cantar en inglés. No debemos perder nuestro espíritu como nación», dijo al respecto George W. Bush.

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