Fuera de dudas

La Verdad, 04-06-2006

La materia sensible que integra la inmigración ilegal, los seres humanos, exige un tratamiento escrupuloso y un respeto exquisito de los derechos y los convenios internacionales de repatriación. Es evidente que la frustración de haber arriesgado la vida por nada, para ser devuelto al propio país del que se quiso salir, puede llevar a la desesperación y la falsa denuncia. Una buena razón para extremar las cautelas y facilitar las supervisiones que garanticen que la dignidad de los inmigrantes, a los que unas mafias engañaron y pusieron en peligro, siempre fue preservada.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)