Ser migrante multiplica por tres el riesgo de pobreza

La exclusión social alcanza al 54% de las personas procedentes de países no comunitarios

La Vanguardia, ROSA M. BOSCH,, 15-01-2020

Ricardo Montes lleva diez meses durmiendo en la residencia de Sant Joan de Déu de Sarrià, tras una etapa pernoctando a la intemperie y alimentándose en comedores sociales. Montes, boliviano de 51 años, forma parte del 54% de ciudadanos de origen no comunitario abocado a la exclusión social, según alerta el informe Migracions i Vulnerabilitat presentado esta mañana por Entitats Catalanes d’Acció Social (ECAS).

La tasa AROPE, que mide el riesgo de pobreza y exclusión social, alcanza a dicho 54% de personas procedentes de países extracomunitarios, al triple que las nacidas en Catalunya (18%). Y quien a la condición de migrante suma la de ser mujer ve como dicho porcentaje supera el 57%.

Cabe recordar que la tasa AROPE (según las siglas en inglés de At-Risk-of-Poverty and Exclusion) tiene en cuenta tres indicadores: los hogares con ingresos inferiores al 60% de la mediana de la renta nacional; privaciones materiales severas (no poder pagar el alquiler, la calefacción, una semana de vacaciones al año, gastos imprevistos…) y una baja intensidad de trabajo por familia.

Informe de ECAS
El 40% de los trabajadores nacidos fuera de la Unión Europea son pobres

Las entidades sociales de Catalunya llevan años denunciando que tener un empleo no garantiza evitar la miseria. ECAS constata que el 40 % de los trabajadores nacidos fuera de la Unión Europea son pobres en comparación con el 9,7% de los españoles. La precariedad, los contratos por días, son el pan de cada día de este colectivo.

Extrema precariedad laboral
El último contrato de Amaru fue de cuatro horas

Amaru, ciudadano de origen ecuatoriano que desde el pasado verano también vive en el centro de Sant Joan de Déu para personas sin hogar, es el ejemplo perfecto de la extrema inseguridad laboral. Su último contrato fue de sólo cuatro horas, en un restaurante. Pero esto no es la excepción, si no la norma. “En noviembre gané 360 euros con ocupaciones de horas o de días y en diciembre, 700, pues también trabajé los fines de semana”, concreta Amaru, de 41 años.

La ruta de Ricardo Montes, de Bolivia
De Potosí, a Salta, Ushuaia, Santa Cruz y Barcelona

Desde muy pequeño, Ricardo Montes sabe lo que es tener que emigrar para subsistir. “A los siete u ocho años mi padre nos llevó a mi hermana y a mí de Potosí, donde nací, a Argentina, a Salta, donde se ganaba la vida como zafrero, recogiendo caña de azúcar. Yo le ayudaba y pude ir poco a la escuela, sólo estudié primaria. Y a los 18 años me fui con mi padre a trabajar en la construcción a Ushuaia”, recuerda en la residencia de Sant Joan de Déu. Ya con tres hijos, y de vuelta a Bolivia, decidió con su mujer que lo mejor era venir solo a Barcelona, conseguir un empleo y mandar dinero a casa.

Las remesas a Bolivia
“Mi hija Isabel pudo licenciarse en Derecho y mi mi hijo Omar en Ingeniería”

“Llegué en el 2003 y un electricista me ofreció un contrato, conseguí pronto los papeles. En esa época ganaba unos 1.500 euros al mes y pagaba 200 por una habitación en L’Hospitalet lo que me daba para enviar 1.000 euros a mi familia. Más adelante, mi hija Isabel pudo licenciarse en Derecho y mi hijo Omar en Ingeniería, pero al pequeño tuvo que dejar Medicina pues ya no tenía dinero para seguir pagándole los estudios”.

Montes ha hecho de paleta y también de ayudante de cocina en Catalunya. Los problemas llegaron por una enfermedad, cuando le diagnosticaron una enfermad pulmonar que requirió de una fuerte medicación durante meses. Además es diabético y no ve bien de un ojo.

El informe de ECAS hace hincapié en que casi el 33% de las personas que llegaron a Catalunya hace más de diez años perciben que sufren problemas de salud crónicos, el triple de los que llevan menos de dos años.

“En diciembre del 2017 empecé a dormir en la calle, luego Servicios Sociales me envió a una pensión de Santa Coloma y desde el año pasado estoy aquí, en Sant Joan de Déu. He hecho un curso de pescadero en Barcelona Activa y busco trabajo pero de momento no lo encuentro, sospecho que es por la edad, estoy a punto de cumplir los 52 años”.

Más de la mitad de la población extracomunitaria ingresa menos de 1.000 euros brutos al mes

Un 20,7% de los migrantes que viven en Catalunya están en el paro y un 8,5% hace más de un año que está desocupado, tasas que duplican las de los ciudadanos españoles. Respecto a los salarios, más de la mitad de la población extracomunitaria ingresa menos de 1.000 euros brutos al mes de media.

El panorama es todavía más oscuro para las mujeres migrantes, como es el caso de Gladys Edoh, nigeriana de 38 años y con un bebé de 24 meses, que a la espera de regularizar su situación trabaja tres días a la semana limpiando casas. Los 400 euros mensuales que ingresa cada mes limpiando casas no le alcanzan para pagar su alojamiento, una habitación alquilada en Cornellà (320 euros); los alimentos, y otros gastos fijos. Mientras no tenga los papeles y pueda acceder a un empleo a jornada completa sobrevive gracias a la ayuda social.

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