El debate migratorio

Cae la inmigración ilegal en la UE

Las entradas descienden al nivel más bajo desde el 2013, pese al repunte en Grecia

La Vanguardia, Marina Meseguer, 14-01-2020

Pese a ser uno de los temas más polémicos de la agenda política europea, los números no mienten: cada año entran menos inmigrantes irregulares en la Unión Europea. Según datos preliminares del año 2019 presentados por Frontex, las detecciones de inmigrantes en situación irregular se encuentran en los niveles más bajos desde el 2013. Caen en picado en las rutas del Mediterráneo occidental y ventral.

Sin embargo, su número ha sufrido un fuerte repunte en la ruta oriental, a través de Grecia, que en la segunda mitad del año vivió el mayor número de llegadas interceptadas desde la implementación del acuerdo entre Bruselas y Turquía en marzo del año 2016. Durante el año pasado, la agencia que controla las fronteras exteriores del club de los 28 ha interceptó unas 139.000 entradas de migrantes que trataban de llegar a suelo europeo, un 6% menos que en el 2018 y un 92% menos que en el 2015, cuando se llegó a la cifra récord de 1.800.000 personas.

Se dispara la ruta griega
Frontex niega que haya empeorado la cooperación migratoria con Turquía

No obstante, hay que tener en cuenta que estas cifras preliminares podrían ser algo menores debido a que Frontex se basa en el número de detecciones de cruces de fronteras de forma ilegal, no en el número de personas. Por tanto, podrían haber duplicaciones.

“Hay muchos motivos para esta reducción de las llegadas, incluyendo cambios en las condiciones en los países de tránsito o de origen. Las autoridades locales en algunos de estos países han tomado medidas energéticas contra grupos criminales que organizan el transporte hacia Europa”, explican desde Frontex.

Las llegadas a España a través de la ruta del Mediterráneo occidental fueron las que más cayeron. Concretamente, un 58% respecto al año anterior, con 24.000 migrantes detectados procedentes mayoritariamente de Marruecos y Argelia.

En la ruta hacia Italia y Malta por el Mediterráneo central –cuyo punto de partida es básicamente la costa de Libia– fueron interceptados 14.000, en su mayor parte nacionales de Túnez o Sudán.

Pese a la caída en el computo total, la ruta del Mediterráneo oriental con destino a Grecia se convirtió en el 2019 en la más utilizada, llegando a aumentar el flujo de inmigración irregular en un 46%. Frontex registró la llegada de más de 82.000 personas, sobre todo ciudadanos afganos y sirios. En la segunda mitad del año, las llegadas irregulares en la región registraron sus niveles más altos desde la firma del tratado de cooperación entre la Unión Europea y Turquía, pese a que son cifras muy inferiores a las registradas entre el 2015 y principios del 2016, en plena crisis migratoria.

Según datos de la agencia de fronteras, algunas de las personas trasladadas al continente desde las islas griegas, donde los campamentos para migrantes sufren de sobrepoblación y se encuentran en condiciones pésimas, siguieron su camino a través de la ruta de los Balcanes, donde la cifra de detección de migrantes en la frontera albanesa y serbia fue de más del doble que en el 2018.

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Las llegadas por la ruta del Mediterráneo occidental cayeron un 58% respecto al 2018

Desde Frontex alegan que este incremento del flujo de personas no se debe en ningún caso a un cambio en la cooperación con Turquía, cuyas relaciones con Bruselas se han deteriorado en los últimos tiempos. En octubre, el presidente Recep Tayyip Erdogan llegó a amenazar con “abrir las puertas” y mandar hacia Europa a “3,6 millones de inmigrantes” tras las críticas recibidas desde las cancillerías europeas por su intervención militar contra los kurdos en el norte de Siria.

La agencia relaciona el cambio de tendencia con el empeoramiento de las condiciones de vida en los países de origen, cuyos ciudadanos prefieren tomar la ruta Occidental por simples razones geográficas. “El número de migrantes afganos se ha triplicado por diversas razones, entre las que se incluyen el incremento de la violencia en algunas partes del país y la disminución de las oportunidades económicas en Irán, donde muchos de ellos estaban viviendo”, justifican.

No obstante, el experto en migraciones de la Universidad de Birmingham Nando Sigona lo relaciona directamente al empeoramiento de las relaciones con Turquía.

“El hecho de que tanta gente esté cruzando por la ruta griega significa que Ankara no está haciendo su trabajo o que les está animando a hacerlo”, asegura Sigona. Prueba de ello sería el repunte en la detección de ciudadanos afganos, quienes, según este experto, serían un colectivo de migrantes que llevan ya tiempo en territorio turco y ahora habrían visto una oportunidad para dar el salto final.

Estos datos tampoco significan que el flujo migratorio de los países empobrecidos del sur hacia el norte haya disminuido, afirma el experto. Si acaso, lo que demuestra Frontex es que Europa está “militarizando su frontera con África”. “La UE está poniendo grandes recursos para mantener a la gente en África”, dice.

Estos esfuerzos de contención de la inmigración estarían afectando especialmente a los migrantes del África subsahariana, fácilmente detectables entre la población norteafricana por su color de piel. Este factor, explica Sigona, estaría detrás de que en las rutas central y occidental las nacionalidades más detectadas hayan sido las de ciudadanos locales (Túnez, Marruecos, Argelia…), ya que sus intenciones pasan más desapercibidas por las fuerzas de seguridad.

“Esto es algo fuera de lo común. El sistema de migración está cambiando”, concluye.

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