ENTREVISTA

Amelia Valcárcel: ''las democracias corren el peligro de ser destruidas desde dentro''

El Mundo, , 13-01-2020

Es una frase hecha, pero a Amelia Valcárcel le va como anillo al dedo: no tiene pelos en la lengua. Ella, que contrasta lo que piensa con mentes como las de Hume, Hegel o Rousseau, alerta de la situación política actual en España y en otros lugares, y denuncia que los vientres de alquiler son una nueva esclavitud para las mujeres.
Un episodio de juventud de Amelia Valcárcel ilustra su carácter indómito. Sucedió cuando estudiaba Filosofía en Oviedo y vivía en un colegio mayor. Colgó en su habitación una cuartilla que reproducía uno de los artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el que se refiere a la libertad de expresión. ‘’La arrancaron, así que volví a colgarla con el doble de tamaño y, cuando volví por la tarde, también me la habían arrancado. Así todos los días hasta que, a base de sumar cuartillas, el cartel ocupaba toda la pared. Finalmente, llegó una orden diciendo que se prohibía a cualquier colegial tener pósters en su habitación. Nunca he visto una mirada que me condenara más al infierno que la de la jovencita que estaba enfrente de mí cuando le retiraron el de Camilo Sesto’’.

Valcárcel (Madrid, 1950), filósofa feminista, consejera de Estado, vicepresidenta del Patronato del Museo del Prado y catedrática en la UNED, acaba de publicar ‘Ahora feminismo: Cuestiones candentes y frentes abiertos’ (Ediciones Cátedra), donde realiza un oportuno y erudito recorrido por la historia del movimiento desde sus inicios hace tres siglos con el nacimiento de la Modernidad hasta nuestros días, donde alerta del peligro de que en nombre de una ‘causa justa’ se amparen ‘esclavitudes’ como los vientres de alquiler y aboga por la universalización del feminismo como principal reto porque, dice, ‘’no se puede amparar en la tolerancia una injusticia’’.

Mujer cultísima, de porte señorial y algo adusto, Valcárcel cuenta que no tiene televisión, que se mete de incógnito en Forocoches para pulsar la opinión pública o que no va al cine porque no le gusta ver una película rodeada de gente. Con formación en Humanidades, la filósofa da una lección sobre feminismo, alerta contra el peligro de partidos como VOX (al que nunca cita por su nombre) porque pueden ‘destruir la democracia’ o llama la atención sobre los males de la telebasura.

Amelia fotografiada en el Círculo de Bellas Artes de MadridSilvia Varela
YO DONA ¿Por qué dice en su libro que las mujeres tienen ‘derecho al Mal’?
Amelia Valcárcel..- El sexo femenino tiene desde antiguo el deber de agradar. El feminismo ha evitado siempre, es más, ha sentido pánico ante la idea de que su trabajo y su lucha fueran interpretadas como una «guerra contra los hombres». Desde el principio se lo intentó tachar de resentimiento y a quienes lo ejercían, de resentidas. Esto va acompañado del sentimiento de vergüenza por el simple hecho de ser mujer, el patriarcado te dice «eres un poco menos, no muestres tu voz, tu cuerpo…». No obstante, sigo sin saber bien qué clase de combustible es la cólera. Las mujeres debemos ser pacíficas no porque lo seamos por naturaleza, porque algunas lo son y otras no, sino por convicción.
¿Qué es esa mística de la feminidad de la que habla?
Esta es una guerra contra el privilegio injusto de los hombres sobre las mujeres en un marco muy especial. No es el dominio de una clase o una raza sobre otra, los hombres y las mujeres conviven y se necesitan, no se pueden separar. Esto genera unas relaciones de poder especialísimas. Aquí los mitos son muy importantes y el del pecado original de la Biblia nos explica que fue Eva la que introdujo la muerte en el mundo. Otro mito es que existieron matriarcados en la historia, cuando las mujeres nunca han tenido el poder. Por esa necesidad nuestra de buscar simetrías surgen historias, como esas amazonas guerreras de la antigüedad griega que jamás existieron.
Habla de tres olas feministas, la última de los años 60. ¿El auge actual con el #MeToo no es una cuarta ola?
Es una feliz idea publicitaria, pero no podemos hablar de cuarta ola cuando muchos de los objetivos de la tercera se han quedado sin cumplir. Lo que es cierto es que el #MeToo sí es nuevo. Surge cuando las mujeres, después de haber conquistado espacios en su nueva libertad, estaban viviendo en un silencio obligado sobre cosas que les pasaban en estos nuevos espacios. Hace 20 años, un personaje como Strauss-Kahn viola a una keli y te callan. Ahora, la vergüenza ha cambiado de acera.
¿Cuáles son los mayores retos del feminismo?
Hacerse global, porque no puede tener solo espacio político en Occidente. India es un país en el que nacer mujer puede ser terrorífico. Una mujer de Sierra Leona en mallas pasando frío en una carretera española nunca estará allí porque le gusta. No sirve invocar la tolerancia para encubrir racismo y falta total de respeto. Si la ciudadanía es común, hay que encontrar la regla común. Tampoco podemos permitir que se tergiverse para otros fines contrarios a sus principios. Se usa el concepto de «derechos reproductivos», que derivó de la defensa del derecho al aborto, para justificar los vientres de alquiler. Se utiliza ese concepto para defender una nueva esclavitud, porque las mujeres que prestan su vientre no lo hacen por gusto sino por necesidad económica.
¿Qué opina de la situación política en España?
Si contemplamos el panorama general de Europa o de América, eso que llamamos Occidente, cualquiera se da cuenta de que las democracias tienen un problema. Pueden ser destruidas desde dentro. Tienen muy poca capacidad de resistencia. El principal país fabril del mundo es China, no es una democracia y no piensa llegar a serlo. El mundo se ha vuelto demasiado pequeño y es verdad el efecto mariposa, lo que pasa en un lugar, incide inmediatamente en el otro. Y en este momento pasa que todas las democracias, que son sistemas abiertos, están desarrollando dentro una opinión antidemocrática.
¿Y de la sentencia del procés?
No puedo opinar porque soy consejera de Estado y acato las sentencias. Creo que la solución al llamado problema catalán pasa por el diálogo, es necesario.
¿Podemos vivir una involución autoritaria en los próximos años?
No lo sé, no soy profeta. Hoy por hoy, las conquistas sociales siguen vigentes, la sanidad pública universal existe, la educación universal funciona, el sistema de previsión universal frente a desdichas variadas ahí está, el de protección de la gente mayor existe… Quizá no todas ellas en las cantidades económicas que hay en otros países, donde se respalda a la gente de manera más fuerte, pero no ha quebrado todavía. Ahora, lo que sí se está presentando es otra cosa, una opinión antidemocrática dentro de las sociedades abiertas.
¿Qué opina de expresiones como la dictadura progre o la ideología de género?
Me veo obligada a contrastar lo que pienso con las más grandes inteligencias que han existido en la historia de la humanidad, no con la ocurrencia del último gabinete de prensa. Cuando intento comprender algo, me ayudo de gente como Hume, Locke, Hegel, Voltaire, Rousseau, Montaigne o Montesquieu. La filosofía te permite abandonar un poco la inmediatez. Y en este caso, además, no tenemos que hacerle a ese partido el favor de hablar mucho de él.
El paro y la desigualdad alientan los populismos?
¿Por qué hay un 60% de paro entre los jóvenes? Tiene que ver con que no hacemos coladores. Me refiero a los coladores de leche. Son los chinos quienes fabrican los coladores, los ralladores de pan, los peines, los instrumentos corrientes de uso. Toda esa gente en paro debería dedicarse a hacer coladores, pero no quiere. Muchos se quejan de la inmigración, pero ¿quieren los trabajos que hacen los inmigrantes? Quizá tenemos un pequeño problema con las expectativas. Sobre todo porque hay gente con las expectativas muy por encima de lo que pueden llegar.
¿Por qué existe este desafecto actual por la democracia?
Vemos que la gente que tiene muy poca inserción y cercanía a los propios mecanismos del poder pasa de la política. Quienes tienen muchos intereses que salvaguardar no pasan nunca, están constantemente vigilando. El secular analfabetismo de España durante largo tiempo se ha transformado en mucha gente alfabetizada que es funcionalmente plebe, que no tiene el nivel de conversación adecuado. Cuando vemos que la gente elige masivamente una televisión espantosa que entró en nuestro país gracias a Berlusconi hay que preocuparse. Lo conocí y es un peligro para la democracia.
¿Conoció a Berlusconi?
He pasado temporadas en Roma y he conocido a mucha gente. Gracias a Dios, lo conocí poco.
mucha gente sale amargada de la política. ¿Cómo fue su experiencia como consejera de Educación y Cultura de Asturias en los 90?
Fue un sacrificio que hice, también llevaba Deportes y yo le añadí Mujer porque quizá me parecía poco. Aprendí mucho, a manejar un presupuesto y cómo es la Administración del Estado. No es política abstracta sino que ves de verdad cómo se hace. Y te das cuenta de que funciona todo bastante bien. Si no fuera así, no habríamos aguantado tantos meses sin Gobierno. Afortunadamente, la función pública funciona.

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