El censo electoral de Lleida disminuye pese a que crece el número de habitantes

La Vanguardia, 03-06-2006

El censo electoral de la ciudad de Lleida ha perdido unos 1.200 electores censados desde la última cita electoral, el referéndum de la Constitución Europea, celebrado en mayo del 2005. El Instituto Nacional de Estadística (INE) tenía registradas entonces un total 94.389 personas con derecho al voto, tanto residentes en la ciudad como en el exterior, mientras que en el censo provisional publicado para el referéndum del Estatut d´Autonomia de Catalunya, que se celebrará el próximo 18 de junio, aparecen 93.192 electores censados. El descenso se nota también con respecto de las elecciones europeas del 2005 y revela que la capital ha llegado a los 130.000 habitantes gracias al impacto de la inmigración pero con una fuga demográfica hacia los pueblos del Segrià. Si los datos se comparan con las generales del 2004, Lleida ha perdido desde entonces unos 2.200 electores aproximadamente. La cifra de electores que se han ido esconde otra cifra, la de los familiares que les han acompañado.
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El aumento de la construcción de viviendas en los municipios que rodean Lleida – sólo en Alcarràs este año se construirán más de mil pisos – y su precio más asequible explicarían este movimiento migratorio de cercanías, pero también el gusto por las urbanizaciones de adosados. Según el profesor de Geografía de la Universitat de Lleida, Joan Ganau, “la primera lectura de los datos demuestra que hay una fuga importante de gente hacia estos municipios vecinos, pero hay que estudiarlo más a fondo”. El descenso de electores también se explica según Ganau en que “los electores mayores de 18 años son pocos porque a finales de los ochenta había pocos nacimientos respecto de la actualidad”. Lleida ha llegado a los 130.000 habitantes a costa de la inmigración recién llegada y de los nacimientos de los últimos años, y “crece con una población que no tiene derecho al voto, que se ha empadronado, cotiza a la Seguridad Social y paga sus impuestos pero no puede decidir quién ha de gobernar”, explica Ganau.
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Este descenso del censo electoral no preocupa al alcalde Àngel Ros. “Es un fenómeno que no tiene por qué ser malo intrínsecamente”. Según el paer en cap, que haya ciudadanos de Lleida que marchen a vivir a los municipios vecinos no es algo negativo, pero “demuestra que hay una necesidad metropolitana de Lleida, que podríamos planificar los servicios de manera conjunta, el transporte, el saneamiento y el urbanismo para una mejor gestión”.
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Por el contrario, para el portavoz de CiU en la Paeria, Isidre Gavín, la pérdida de estos 1.200 electores significa “la poca satisfacción de muchos vecinos con su ciudad, ya que buscan fuera de Lleida más servicios y calidad de vida”. Gavin afirma que “los leridanos marchan para encontrar un piso más asequible y unos impuestos más bajos con mejores servicios. Si sólo crecemos en función de la inmigración quiere decir que está ciudad está en crisis”. Según Gavín, “hay que medir el grado de satisfacción que una ciudad da a sus habitantes en aspectos como la vivienda o los servicios públicos, pero también la oferta lúdica y comercial, y en este caso la nota sería significamente muy baja”.
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