Sociedad

Menos exclusión social pero extremos más polarizados en la Comunidad Valenciana

Un millón de personas sigue en situación de vulnerabilidad, severa en la mitad de casos

El Mundo, Daniel Moltó, 05-12-2019

En los últimos cinco años la Comunidad Valenciana ha experimentado una recuperación evidente en los niveles de integración y en la reducción de la exclusión social. Sin embargo, al mismo tiempo que la situación refleja una «mejora nítida», los niveles se han polarizado y la exclusión social, tanto moderada como severa, se ha enquistado (al igual que ocurre en el resto del país), con niveles incluso superiores a los de la media nacional.

Son las conclusiones del II Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en la Comunidad Valenciana, que este miércoles se dio a conocer en la sede de Cáritas en Valencia con la presencia del sociólogo y coordinador del estudio, Guillermo Fernández; así como del obispo auxiliar de Valencia, Arturo Ros, y los directores de Cáritas en la Comunitat Valenciana.

De este informe se desprende además que el espacio de la integración social se ha ampliado notablemente en territorio valenciano. Esto es importante porque, de otra manera, aproximadamente el 80% de la población estaría afectada por la exclusión social. Sin embargo, el número de personas en esta situación en 2018 era de un millón de personas aproximadamente (un 20,3% de la población), lo que pone de manifiesto «cierto riesgo de cronificación».

El informe Foessa ha sido elaborado por más de 500 personas, entre ellas 125 investigadores de 30 universidades y 13 organizaciones de acción e investigación, así como un equipo de encuestadores de más de 350 personas en la Comunidad Valenciana que han llevado a cabo más de 650 cuestionarios

Otro dato que destaca es el de las 472.000 personas que viven en situación de exclusión severa. Este es un grupo especialmente vulnerable afectado por la acumulación de tantos problemas en la vida diaria que les impide tener un proyecto vital mínimamente estructurado, además de contar con un «colchón de resistencia débil» ante una nueva desaceleración, según el coordinador del informe. Esta cifra también se ha reducido notablemente en el lustro analizado y es casi la mitad de lo que representaba en 2013 (46%)
Condicionantes

Entre los principales elementos que suponen riesgos sociales en la Comunidad destacan el empleo, la vivienda y la salud, por este orden. El empleo como factor de integración es la dimensión más determinante, con mayor peso que en el resto de España y con una situación de «precariedad laboral que se ha convertido ya en estructural». Casi el 16% de los trabajadores valencianos seis puntos más que en el global nacional estaría en exclusión social a pesar de tener un trabajo y de su «esfuerzo personal» en este campo, indicó Fernández.

La mitad de las personas que sustentan un hogar en exclusión social están trabajando y los niveles de exclusión son más elevados entre quienes trabajan a jornada parcial que entre quienes lo hacen a jornada completa. Además, a pesar de que la pobreza severa se ha reducido la mitad, sigue siendo un 40% superior al resto de España.

LOS INMIGRANTES COMO "CHIVO EXPIATORIO’

A pesar de que el perfil donde más intensamente se sufre la exclusión social es el de hogares sustentados por mujeres (21%) o personas migrantes de fuera de la Unión Europea (61%), el peso demográfico de ciudadanos españoles es mucho mayor. De hecho, el 63% de las personas sustentadoras en exclusión social son españolas.

Así, el perfil más común es el de hogares sustentados por hombres, jóvenes y adultos de 30 a 44 años, con nivel de estudios secundarios, ocupadas y de nacionalidad española. «La exclusión social se hereda, la familia determina el nivel de oportunidades», explicaron ayer los autores del informe.

Guillermo Fernández explicó que la población extranjera tiene más posibilidades de vivir la exclusión social y ha lamentado la política que «juega con los miedos» para alimentar la xenofobia. A su juicio, existe un miedo en la sociedad ante el futuro de las nuevas generaciones y la pérdida de estatus y se busca a la inmigración como «chivo expiatorio» cuando España no es un país que tradicionalmente haya tenido problemas de convivencia.

«No somos buenistas, hay lugares en los que hay que trabajar, pero no es una convivencia rota en términos de inmigración, necesitamos que vengan más», señaló, aunque ha indicó que hay cada vez más personas que piensan que el acceso a ayudas sociales debería ser «por merecimiento más que por derecho», subrayó el coordinador del estudio.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)