En 2018 llegaron hasta las costas españolas a lo largo de noviembre 5.111 inmigrantesirregulares y este año 937. Es una disminución del 81,7% que mejora todas las expectativas planteadas a comienzo del ejercicio y sitúa la bajada interanual en el número de llegadas totales, tanto por tierra como por mar, en el 51,2 por ciento. La otra cara de la contención del fenómeno en el Mediterráneo está siendo el desplazamiento de las pateras a la cornisa atlántica con destino en las Islas Canarias, donde esta última semana ya se han rescatado más inmigrantes que en el conjunto del Estrecho y Alborán.

Este jueves, el Gobierno de Canarias pedía al Estado que, tras este repunte, intensifique las políticas en los países de origen así como el control de las fronteras. Y es que, según el portavoz de la institución, Julio Pérez, ha aumentado el porcentaje de magrebíes que toman esta ruta con respecto a los subsaharianos, lo que sería consecuencia de una relajación de las medidas que vigilancia en las costas africanas próximas al archipiélago que se habría producido a la vez que un refuerzo del mismo dispositivo en el Mediterráneo, donde el movimiento migratorio ha caído a la mitad. En opinión de este Gobierno autonómico, es «posible» que el cierre de esta última vía explique en parte el aumento del tráfico irregular de embarcaciones estas islas.

En términos totales, en 2017 se habían computado a estas alturas 387 llegadas de inmigrantes; 902 en 2018 y este año ya se cuentan 1.546 personas, de las que 262 son menores. Julio Pérez subrayó que esta tendencia obliga al Ejecutivo central a ocuparse de la situación y recordó que «poco más» del 50% será devuelto a sus países.

Muertos
Al margen de este desplazamiento, otro aspecto preocupante seguiría siendo el alto número de inmigrantes que siguen muriendo en el intento por llegar a Europa, que la Organización Internacional de las Migraciones (OIM)de la ONU cifra en 222 sólo en el área del Estrecho y Alborán, a los que hay que sumar los al menos 4 fallecidos de una patera rescatada la noche del miércoles en Melilla, de la que se han dado por desaparecidas otras diez personas. La cifra del conjunto de 2017 fue similar, 272 bajas; mientras que en 2018 –el año de mayor inmigración en España desde que existen estadísticas– el número se elevó a 813.

De hecho, en su informe sobre la inmigración mundial 2020, la OIM indica que en el pasado ejercicio «el Mediterráneo continuó siendo el lugar con mayor número conocido de inmigrantes muertos», y que comparado con los tres anteriores, la proporción se había disparado precisamente en la parte occidental que conecta el norte de África con nuestro país.

El estudio, hecho público este jueves, indica que, con seis millones de extranjeros, España es el quinto país de la UE con mayor población nacida fuera de sus fronteras, por detrás –en este orden– de Alemania (13 millones), Reino Unido, Francia e Italia.

Corredores migratorios
La institución de Naciones Unidas estima que África sobrepasará los dos mil millones de personas en 2050 y también identifica los principales «corredores migratorios del planeta», entendidos como movimientos acumulados que se van de un país para residir en otro, dentro de ese continente y entre él y Europa. El que conecta España con Marruecos sería el noveno más importante, mientras que el primero de todos es el que remite al flujo entre Argelia y Francia.

Paralelamente, la OIM recuerda que millones de sudamericanos continúan abandonando la región debido a las crisis económicas y la inestabilidad política, y que EE.UU. sigue siendo su principal destino. En cuanto a Europa, afirma que desde 2010, «ha emigrado más gente de la UE a Latinoamérica y el Caribe» que al contrario, y que encabezarían ese éxodo españoles, italianos y portugueses.