La muerte llama a la puerta de casa

La impactante exposición de fotografías 'Mar cruel. Tres visiones de una tragedia' abre hoy, en el Centro Párraga, el festival Punto Aparte

La Verdad, 01-06-2006

Parecen imágenes tomadas por corresponsales de guerra, pero no; son fotografías de un espanto cotidiano en las playas españolas, en el umbral de la próspera Europa. El festival Punto Aparte, patrocinado por La Verdad, arranca hoy con una exposición, en el Centro Párraga, de impactos – certeros impactos, casi puñetazos visuales – más que de fotografías. Mar cruel recoge el trabajo sobre la inmigración de tres reporteros gráficos que trabajan para la agencia Reuters: Juan Medina, Tony Mejías y Rafael Marchante. Lo asegura uno de ellos, Tony Mejías: «Hoy sigo siendo de los que piensan que una foto, una buena foto, puede cambiar el mundo».

Esas imágenes forman un extraño retablo. Cadáveres. Cadáveres sobre la arena, flotando frente a las costas, encerrados en un camión de frutas, abrazados a un niño quizá también muerto. Rostros asustados que han visto la muerte de cerca. Gentes ateridas de frío y con la mirada perdida. Inmigrantes. Llegan y seguirán llegando. Huyen del hambre, la guerra y un futuro inexistente en sus países de origen. Es un éxodo permanente.

Mirada moral

«El periodista o el fotógrafo no puede sentir el dolor de quien está al otro lado, pero sí tiene la obligación de intentar transmitirlo para que la sociedad no mire para otro lado», asegura el fotógrafo Juan Medina. Ha realizado cientos de fotografías en las que los inmigrantes son protagonistas. «No es una mirada moral, nosotros somos profesionales y vamos donde está la noticia. Acudimos, como cualquier periodista, al lugar donde ocurren los acontecimientos. Pero el espectador sí puede tener una mirada moral sobre esas imágenes. En esta tragedia es de vital importancia la tarea de los medios de comunicación. Nosotros no buscamos el morbo, nuestro trabajo es casi quirúrgico. Uno no acaba de acostumbrarse nunca», explica.

Una tragedia diaria. Imágenes que, al igual que algunas fotografías históricas de Auswitch, permanecerán en la memoria. Las últimas fotografías que ha realizado Juan Medina – hace 48 horas – son de una patera – «una auténtica cáscara de nuez» – con unas cuarenta personas a bordo – entre ellas cinco bebés – en las costas de Fuerteventura. «Yo intento fotografiar la última patera como si fuese la primera: con el mismo asombro y con el mismo rigor».

En una de sus imágenes, un inmigrante subsahariano, recién desembarcado, repta por la arena de la playa del Gran Tarajal, en Fuerteventura, y, a pocos metros de él, un grupo de turistas se tuesta al sol, mostrando una total indiferencia. Es una imagen de dos mundos opuestos en un mismo y reducido espacio. Un problema que «algunos sólo ven como un punto negativo para el turismo», asevera Medina. «Esa imagen es la realidad, aunque también hay otras en las que los ciudadanos no dudan en apoyar su hombro y en ayudar a los recién llegados».

¿Su imagen más dura, la que más le ha costado realizar? Responde inmediatamente: «Aquellas de familias rotas. Mujeres con sus niños muertos en brazos». Tampoco lo duda. Las declaraciones de algunos políticos (Acebes) que relacionan inmigración con delincuencia son «vergonzosas». Y también el debate político sobre el efecto llamada. «El hambre es el gran efecto llamada», recalca. «Aquí no caben los matices, esto es una tragedia. El acuerdo con Marruecos, que ha blindado la costa, tiene como consecuencia una nueva llegada de cayucos desde Senegal y Mauritania. Seguirán llegando porque huyen del infierno».

Una muestra que simboliza el lema de esta edición de Punto Aparte: Esa molesta realidad. Ayer llegaron 172 personas en cayucos a Canarias. Algunos llevaban diez días en el mar. Todos estaban vivos.

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