Madrid – Para los grupos políticos minoritarios, el Debate del Estado de la
Nación supone una magnífica oportunidad de preguntar sin intermediarios al
presidente del Gobierno «qué hay de lo mío». Eso fue lo que hizo el
portavoz de Coalición Canaria (CC), Paulino Rivero, cuyas preocupaciones
coincidieron esta vez con uno de los asuntos más candentes: la oleada de
inmigrantes que soporta Canarias en las últimas semanas. Y el diagnóstico
de los nacionalistas canarios no fue precisamente complaciente con el
Ejecutivo, cuya actuación en la «crisis de los cayucos» ha generado en las
islas «una sensación de cierta dejadez e improvisación».
   Con un discurso duro que se fue suavizando en las sucesivas réplicas y
dúplicas, Rivero puso voz a las inquietudes de los canarios al preguntar a
José Luis Rodríguez Zapatero «cuántos muertos más en el mar, cuántos
cayucos tienen que llegar para que el asunto sea abordado como tema de
Estado y no de confrontación entre el principal partido de la oposición y
el Gobierno». «Canarias está desbordada», recalcó el portavoz de CC, que
puso en valor las medidas diplomáticas adoptadas por el Ejecutivo, pero
también dejó claras sus dudas razonables sobre la capacidad de Zapatero
para implicar a la UE en la solución del drama humano o la efectividad del
previsto control de las costas canarias. Rivero también dejó algunas
propuestas de su cosecha sobre la mesa del presidente, entre ellas la
creación de un Ministerio de Inmigración como los que ya funcionan en
distintos países, que «podría ayudar a solucionar el problema».
   Aunque la avalancha de «sin papeles» ocupó buena parte de su discurso
inicial del pasado martes, Zapatero se reservó uno de esos golpes de
efecto que tanto le gustan para su réplica a Rivero y le anunció que el
Gobierno ha firmado un acuerdo con Senegal para iniciar la repatriación de
los 623 senegaleses identificados hasta ahora – la cifra podría llegar
hasta las 800 personas – , que saldrán de Canarias antes del próximo 6 de
junio. Aparte de la noticia, el presidente explicó las dificultades de
controlar 3.500 kilómetros de costa de los países de origen de la
inmigración y negó el «desbordamiento» al asegurar que todavía quedan
plazas libres en los centros de acogida de las islas. Aquí sus datos no
coincidieron con los de Rivero, que cifró en más de 4.000 los «sin
papeles» que actualmente se hacinan en los albergues «cuando la capacidad
es mucho menor». Una situación que se complica aún más, argumentó, para
los 450 menores de edad internados en unos centros de tutelaje que sólo
disponen de 250 plazas.