Un joven inmigrante extutelado por la Generalitat se suicida tras ser expulsado del centro de menores

El adolescente tuvo que abandonar el centro tras someterse a una prueba ósea que certificó su mayoría de edad

El País, Jessica Mouzo Quintáns, 10-11-2019

Un joven inmigrante extutelado por la Generalitat de Cataluña se suicidó la semana pasada en Barcelona tras ser expulsado del centro de menores donde se encontraba. Según el abogado Albert Pares, el joven tuvo que abandonar la institución tras someterse a una prueba ósea que determinó su mayoría de edad. Los Mossos d’Esquadra encontraron su cuerpo, hacia las dos de la tarde del pasado 7 de noviembre, en el río Anoia. La hipótesis que manejan los agentes es que se lanzó desde un puente en Igualada, una localidad a 60 kilómetros de Barcelona.

La edad del joven inmigrante que llega solo y sin documentación es importante. Para él y para la Administración. Si se determina su mayoría de edad, es tratado como un inmigrante irregular; si es menor, la Administración tiene que asumir su tutela y hacerse cargo de él. La técnica usada para certificar la edad de estos jóvenes, sin embargo, es muy controvertida. Se trata de un procedimiento que estima la edad en función de la madurez ósea y la mineralización dental, pero el método “está sujeto a grandes márgenes de error”, admite un estudio publicado en la Revista Española de Medicina Legal.

El colectivo Hourria ha condenado la muerte del joven a través de las redes sociales. “Queremos expresar nuestra tristeza por esta situación vergonzosa, pero también nuestra indignación y nuestra rabia absoluta y pedir a la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia de la Generalitat, responsable de su desprotección cuando llegó aquí, qué piensa hacer para evitar tanto sufrimiento y más muertes evitables”, ha lamentado el colectivo en un comunicado. Además, ha denunciado la “criminalización” de estos chavales, precisamente, en una semana en la que los jóvenes migrantes han vuelto a estar en el foco del debate político a causa de las falsas acusaciones de la extrema derecha contra ellos. “La criminalización de los chavales nos está llevando a unos extremos de deshumanización intolerables. A ver los niños como plazas en un sistema y una sociedad que los expulsa. Nos llegan niños y devolvemos calle, enfermedad mental, cárcel, miedo… ¡cuánta violencia en estas cortas vidas!”, ha protestado.

De hecho, no es la primera vez que este colectivo, especializado en la atención y defensa de jóvenes migrantes, se ha encontrado con casos como el de Omar. “Ya lo hemos visto otras veces, con jóvenes desinternados, que incluso parecían casos de éxito. Son chicos que se sienten muy solos. Tenemos que trabajar más con la comunidad porque miramos muchos las necesidades estructurales de dónde dormir y vivir, pero atendemos poco miramos la necesidad emocional”, ha explicado una portavoz del colectivo. Coincide Rita Grané, directora de Punt de Referència, una entidad especializada en el acompañamiento a jóvenes extutelados. “Cuando el joven finaliza la acogida y ve que se queda solo, la incertidumbre de que no sabe lo que pasará después es lo que  genera la mayor angustia y el sufrimiento extremo”, explica la experta. Y agrega: “Las condiciones entre estar o no estar tutelado son radicalmente diferentes. Se trata de tener o no tener opciones”. 

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