MENORES SIN FAMILIA

Carta a Vox de un abogado que fue un menor inmigrante de acogida

Sidi Talebbuia logra repercusión con un hilo de mensajes en Twitter sobre su experiencia tras las soflamas racistas del partido de extrema derecha

El País, Julia F. Cadenas, 07-11-2019

Sidi Talebbuia nació en 1986 en los campamentos saharauis de Tinduf, en el desierto del Sáhara en Argelia. Con diez años viajó a Sevilla para pasar el verano con una familia española. Tres veranos después, se quedó en España de manera permanente, con otra de las familias de acogida, por problemas de salud. “La sociedad española no es racista, ni entonces cuando llegué ni ahora. Muy al contrario”, afirma.

La intención de Talebbuia ha sido contar su historia a través de esos textos porque considera que podría ser la de muchos otros niños extranjeros que llegan a España. Su caso no es el de los menores migrantes no acompañados que viven en centros, con problemas de hacinamiento, como el de Hortaleza en Madrid. Él fue acogido de forma permanente por una familia con la que vivió hasta, ya de adulto, independizarse y mudarse a Madrid. Él, por tanto, no tuvo esa categoría de “menor extranjero no acompañado”, y se muestra muy preocupado por el uso que hacen los políticos del término “mena”, “que pretende desfigurar y cosificar lo que en realidad son niños que están solos y que necesitan ayuda”.

Las soflamas para incitar al odio del partido de extrema derecha pone el foco en situaciones que no son nuevas ni excepcionales. “Siempre ha habido robos a punta de navaja, pandillas que quedan para pegarse, minorías al fin y al cabo”. El problema para él es que los políticos no desmienten estas falsedades. Se refiere al debate electoral del pasado lunes, cuando ningún político replicó a Santiago Abascal. “Le permitieron que dijera auténticas burradas en horario de máxima audiencia”.

La solución, según el activista, está en aumentar los recursos que la Administración destina a los centros de menores “dónde no solo hay inmigrantes, también hay españoles”. “Este país es más rico que hace veinte años cuando yo llegué, y es verdad que cada vez llegan más niños solos sin sus familias, pero el gesto lo tiene que hacer el Gobierno, es quien tiene que adaptarse a la realidad en lugar de hacinarlos en los centros dónde viven como si fueran cárceles”, considera.

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