Críticas de cine

CRÍTICA DE 'VARADOS' (2019): LA ÚLTIMA MURALLA

El Correo, JOSU EGUREN, 09-10-2019

Esta misma semana, y por puro azar, tuve la ocasión de escuchar a un grupo de inmigrantes expresarse resignados ante la posibilidad de ser repatriados a alguno de esos países de origen que dejaron atrás en busca de un hogar. «El mundo debería ser libre», exclamaba ingenuamente uno de ellos, mientras el resto asentía vagamente y sin convicción. La escena me dio que pensar durante el trayecto que separa el corazón de uno de los barrios más degradados de Bilbao y el centro de la ciudad. Hoy seguirán con sus vidas, atrapados en el bucle de precariedad y violencia social rutinaria al que aspiran los miles de desplazados que aguardan a obtener la documentación que les permita acceder a una Europa cada vez más pequeña, brusca e insolidaria en la que han calado los mensajes de odio y ya se puede escuchar el rumor de una brutal recesión que ahondará los efectos de la crisis sistémica.

De ellos se ocupa la directora navarra Helena Taberna en un documental con el que viaja hasta Grecia para recorrer los campos de refugiados de la isla de Lesbos, algunos de los centros de acogida diseminados por la geografía helénica y los edificios abandonados y semiderruidos de la capital ateniense en los que sirios, iraníes, cameruneses o afganos han encontrado cobijo a la espera de la documentación necesaria para escapar por fin de la miseria, las guerras y persecuciones que los impulsaron a huir. Taberna nos habla de los que han sobrevivido pero las imágenes de su tercer documental también son una elegía por los que no pudieron llegar hasta las puertas de la última muralla. Discreto en su planteamiento, ‘Varados’ enuncia una crítica hacia la inacción de los políticos europeos pero sin elidir la complejidad de un problema de proporciones gigantescas que pone a prueba los cimientos morales de la Vieja Europa como nunca antes en la historia de nuestra civilización.

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