Las islas Ibiza y Formentera están viviendo un verano inusual, en el que los yates de lujo que pululan por sus aguas, han coincidido con la mayor oleada de pateras de su historia.

Desde la noche del pasado de agosto y, hasta ayer mismo, las fuerzas de seguridad del Estado han detectado la llegada de cinco pateras procedentes de Argelia, con al menos 63 migrantes, diez de ellos menores.

Algunos fueron detenidos en cuanto su embarcación alcanzó la costa, dos la de Ibiza y tres la de Formentera; y otros cuando trataban de embarcar en ferrys para cruzar desde la isla de Formentera a la de Ibiza, o en el puerto ibicenco buscando un ferry con destino a la Península.

Una sexta embarcación también habría sido interceptada la noche del sábado, pero mucho más al norte, en aguas de Mallorca, con al menos 16 migrantes a bordo.

La Guardia Civil mantiene un dispositivo especial ya que cree que en los próximos días, gracias a las buenas condiciones del mar, y al viento del sur, podrían llegar nuevas embarcaciones al sur de Baleares.

Desde la dirección insular de la Administración del Estado confirman que las islas de Ibiza y Formentera no serían el destino final de su viaje, sino la costa de Levante, desde donde continuar su viaje hasta Francia. La primera patera llegó el domingo 4 de agosto por la noche a la playa de Migjorn, al sur de la isla de Formentera, y algunos de sus tripulantes confirmaron a la Guardia Civil que su destino era Alicante, pero fueron arrastrados por la corriente.

El pasado diciembre, en menos de 24 horas, llegaron a Ibiza cinco pateras con medio centenar de migrantes procedentes de Argelia. Sus tripulantes también aseguraron entonces que se dirigían a la costa valenciana, pero acabaron en la isla por causa de la niebla.

Todas las embarcaciones, tanto estas últimas como las de diciembre, tienen las mismas características: unos cuatro metros y medio de eslora, un solo motor de unos 60 caballos de potencia, y capacidad para un máximo de 14 tripulantes.

El origen suele ser los puertos de Dellys, al este de Argel, o de Sidi Frej, al oeste, el más próximo a las islas, a apenas 250 kilómetros de distancia; y donde según los investigadores, estos días se ha denunciado el robo de embarcaciones que podrían estar siendo utilizadas por estos migrantes.

El destino de los 63 detenidos todavía está por resolver. El Centro de Menores Padre Morey, con capacidad para veinte jóvenes, se hará cargo de diez de ellos, algo que no pudo hacer en diciembre, cuando se encontraba al límite de su capacidad, y obligó a ingresar a algunos menores en centros de Mallorca.

El resto serán trasladados, previo paso por los juzgados de Ibiza, a Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) en la Península. Algunos ya se encuentran en el de Barcelona. En caso de no haber suficientes plazas, se les entregará un documento de identidad provisional y se les dejará en libertad por la isla, tal y como ocurriera con 18 de los 50 que llegaron el pasado diciembre, y que tras recibir alguna ayuda de Cáritas y Cruz Roja, acabaron durmiendo en las calles de Ibiza.

Se da la circunstancia de que, mientras las islas de Ibiza y Formentera vivían esta situación, el ministro de Interior de Italia Matteo Salvini proponía llevar a los inmigrantes que transporta el Open Arms a las islas de Ibiza y Formentera. «Así al menos aprovechan y se divierten», aseguró en un mitin en Puglia.

Sus comentarios no pasaron desapercibidos para las autoridades de Ibiza y Formentera. El presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, del Partido Popular, aprovechó también Twitter para contestar personalmente a Salvini: «Hola @matteosalvinimi, en #Ibiza no compartimos tus políticas populistas y mucho menos los comentarios inapropiados y ‘gracietas’ sobre un problema tan grave como es la inmigración en el Mediterráneo».