Por la mañana en el Senado y, por la tarde en el Congreso, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo una larga exposición sobre cómo quiere afrontar el Ejecutivo el problema de la inmigración y, en concreto, la masiva llegada de cayucos a Canarias.

En el Senado, Zapatero desgranó los 15 acuerdos alcanzados por la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, con la Comisión Europea.

Para Zapatero, dicho acuerdo supone un «cambio cualitativo en la actitud y el compromiso» de la UE con el problema de la inmigración, por lo que llegó a pronosticar que las medidas previstas conducirán a una «reducción sustancial» de la presión que sufre Canarias.

Todo lo contrario opinó el portavoz del PP en el Senado, Pío García – Escudero, quien consideró que lo que está ocurriendo en España es consecuencia de la política de Rodríguez Zapatero, y vinculó directamente la llegada masiva de cayucos a la regularización puesta en marcha por el Gobierno, «tras decidir ir por libre en la Unión Europea».

Además, García – Escudero, en un tono duro pero correcto y meramente parlamentario, denunció que los inmigrantes se encuentran «hacinados» y en condiciones higiénicas «lamentables». Finalmente, concluyó: «Lo que ocurre en Canarias es la historia de un clamoroso fracaso».

Por la tarde, en el Congreso, fue tras una pregunta del diputado de IU – ICV Joan Herrera donde el presidente se extendió sobre los traslados de los inmigrantes.

Zapatero explicó que los traslados de inmigrantes que no pueden ser repatriados desde Canarias a la Península se realizan tras informar a las delegaciones del Gobierno en las comunidades autónomas y respetando los Derechos Humanos.

Además, explicó que, en el ámbito del programa de acogida de inmigrantes en situación de vulnerabilidad, se ha creado una red de plazas de acogida temporal, para satisfacer sus necesidades inmediatas y realizar un análisis de los casos en colaboración con las ONG, «y con las máximas garantías a los Derechos Humanos».

En este sentido, desmintió a García – Escudero en ambas Cámaras al asegurar que no hay hacinamiento de inmigrantes, y que los que están en los centros de acogida no tienen problemas de higiene o alimentación.

El grave problema de la inmigración continuó en la sesión de control con un duro enfrentamiento de Angel Acebes y Eduardo Zaplana con el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera.

Acebes aseguró que el aumento de la delincuencia en España «tiene que ver» con la avalancha de inmigrantes en sus fronteras, que se han convertido en un «coladero».