«Pretendemos recuperar la centralidad de la red pública en la oferta del servicio educativo»

Gara, 23-05-2006

Junto a Jon Moñus, Pedro Macho ha tenido el encargo
de defender la ponencia sobre el sistema educativo vasco en el reciente congreso
que ha celebrado STEEEILAS en Burlata. Este sindicato, segundo en
representatividad, considera que la centralidad del sistema educativo debe
radicar en la red pública de centros.

­Ustedes defienden que la centralidad del sistema educativo vasco radique en la red pública.

STEEEILAS
pretende recuperar la centralidad que consideramos debe tener la oferta educativa pública en la oferta del servicio educativo, una cuestión crucial en el marco de las políticas neoliberales que se están implantando en los últimos años y que tienen como objetivo reducir el gasto público y consagrar el déficit cero, sirviéndose para ello de medidas de privatización y reducción generalizada de los servicios públicos y de su calidad. De manera encubierta, mediante el sistema de la concertación de la enseñanza privada, se acomete un proceso de subcontratación del servicio público educativo. La evolución de las matrículas constata que los centros privados concertados escolarizan, en algunos niveles educativos, a un mayor número de niños y niñas, en un menor número de aulas y con un menor número de profesorado, que además está en unas condiciones laborales bastante peores que el profesorado de la escuela pública.

­¿Responde a la ideología de la derecha dominante en los gobiernos de Hego Euskal Herria?


En los últimos años los presupuestos educativos en Hego Euskal Herria suponen un 3,3% del Producto Interior Bruto (PIB). Durante los últimos diez – doce años ha ido descendiendo la repercusión del gasto educativo sobre el PIB y el menor gasto provoca una peor calidad en el servicio y la necesidad de una mayor subcontratación. No tiene parangón con el gasto educativo de los países de nuestro entorno con PIB similar, en donde el porcentaje para educación se sitúa en el 5,1% del PIB. Los foros internacionales de educación aconsejan que el gasto público debería oscilar entre el 6 y el 7% del PIB.

­¿Tienen demasiado peso los centros privados concertados?


Partimos de una situación un poco diferente. La penetración de la enseñanza privada, por diferentes motivos históricos y políticos, ha sido mayor que en otras comunidades y países. Ahí está la labor que hicieron las ikastolas en la defensa del euskara, que no cuestionamos en ningún momento o la penetración de las organizaciones religiosas en nuestra sociedad. Este elemento diferenciador nos lleva a datos altamente preocupantes; el año pasado, el porcentaje de matriculación en enseñanza privada concertada en la CAV era del 53% y en Navarra del 40%, mientras que en el resto del Estado la media era del 20%. En el entorno europeo se situó entre un 10 y un 20%.

­¿Libertad de elección?


La libertad de elección de centro es un derecho que no está garantizado en igualdad de condiciones. Quienes optan a centros privados pueden elegir libremente, mientras todos los centros públicos están sometidos a una zonificación, en función del lugar de residencia y a unos criterios de admisión de alumnos en base, fundamentalmente, a las rentas económicas, que concentra en los centros públicos al alumnado procedente de familias de un nivel socio – económico más bajo, lo que provoca un efecto perverso. La libertad de elección de centro está más garantizada para unos que para otros. Nunca se puede plantear como subsidiaria la obligación de los departamentos de Educación y gobiernos de garantizar al conjunto de la sociedad un servicio educativo en igualdad de condiciones.

­¿Las ikastolas concertadas siguen siendo protagonistas?


La situación ha cambiado. Los datos dejan claro que los alumnos matriculados en modelo D de centros públicos tienen un nivel de euskara igual o superior, en algunos casos, al de los alumnos de las ikastolas. Reconociendo la labor enorme que han desempeñado durante muchos años para la salvaguarda de la lengua y la cultura vascas, cuando no había otras opciones, esa función que antes desempeñaban únicamente las ikastolas, ahora la desempeña también la escuela pública vasca. Hoy se sigue reconociendo esa labor de las ikastolas y no, en cambio, la de la escuela pública vasca.

­Un país con escuelas viejas e instalaciones educativas lamentables, ¿puede presumir?


Hace veinte años que no se construye una sola escuela. En los procesos de matriculación el Departamento de Educación del Gobierno Vasco se niega a abrir nuevas aulas en centros públicos, pese a tener demanda suficiente y desvía buena parte de ese alumnado a otras zonas o a centros privados concertados. No existe planificación de la oferta educativa. Creemos urgente compensar con un Plan Estratégico de Promoción de la Escuela Pública Vasca.

­¿Se reivindica poco la escuela pública en Euskal Herria?


Nosotros la reivindicamos mucho. A quien competiría, objetivamente, reivindicar la escuela pública vasca, es al titular de la misma, a los departamentos de Educación. Fundamentalmente ellos deberían liderar la promoción de la escuela pública vasca, como garantía efectiva de la verdadera cohesión social, que el resto de centros no garantizan. Hacen dejación de la función de ejercer la titularidad y la promoción de la red pública.

­¿La diversidad es un activo?


La diversidad siempre ha sido uno de los mayores capitales, una riqueza de la escuela pública vasca. Si tiene que ofertar educación de calidad para los alumnos con necesidades educativas específicas, por necesidades concretas de tipo personal o social y atender también al resto del alumnado, requiere una serie de recursos humanos y materiales que actualmente se racanean o se niegan.

­¿Por qué hay poco alumnado inmigrante en los concertados?


Si el 70% del alumnado inmigrante se concentra en centros públicos y no en privados concertados, que reciben fondos públicos para garantizar la gratuidad, algo pasa; no ejercen o reniegan de la solidaridad social que les sería exigible. Hay otros factores, relacionados con políticas de renta o vivienda. Los inmigrantes tienden a agruparse y viven en barrios o pueblos concretos. La escuela se llena de alumnos inmigrantes, sin disponer, además, de los recursos necesarios para un correcto tratamiento y el resto de alumnos huyen de esas escuelas que se convierten en guetos.

­¿El sistema debe ser laico?


Por definición. Cada vez más nuestras aulas están pobladas con alumnos de diversos orígenes étnicos, lenguas y creencias religiosas y la escuela debe dar servicio al conjunto de la población para garantizar la cohesión social y que las diferencias puedan integrarse en el ámbito escolar y social. Las religiones segregan a las personas y la escuela lo último que debe promover es segregaciones de ninguna clase. Si la escuela no debe ser lugar de adoctrinamiento ideológico ni religioso, la religión debe estar fuera del currículum, el horario y la organización escolar. –

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