El Open Arms se amarra a la otra Italia de puertos abiertos

La Vanguardia, Carla Riverola Brutau , 20-06-2019

El buque Open Arms ha vuelto a Italia, pero este viaje no servirá para desembarcar a decenas de migrantes salvados en el mar, sino para abrir sus puertas a los ciudadanos y explicarles su labor de rescate en el Mediterráneo.

Durante toda esta semana, coincidiendo con el Día Mundial del Refugiado que se celebra mañana, el barco de la ONG homónima está amarrado en el puerto de Nápoles, el primero al que puede regresar un año después de que las autoridades italianas lo inmovilizaran durante varias semanas, bajo la acusación de favorecer la inmigración ilegal, y de que el Gobierno populista empezara a alardear de tener los puertos cerrados.

Sentado en la popa del Open Arms, Beneharo Barro recuerda a los 313 migrantes que durante varios días de diciembre se agolparon en esta nave esperando un puerto seguro en el que desembarcar.

Fue el primer rescate que vivió este tinerfeño de 28 años, uno de los oficiales de máquinas del barco, y que quedó marcado en su retina. Tanto que, cada vez que sale a la popa,l se acuerda de cómo estaba la nave esos días, con decenas de personas hacinadas en el suelo, con el frío y la desesperación metidos en sus huesos.

Pero en esta calurosa semana de junio, la imagen nada tiene que ver con la de entonces.

“La gente estaba por el suelo. Ahora parece muy simple salir a cubierta e ir hacia la popa. Pero te tienes que imaginar toda esta zona con 313 personas”, rememora Barro, mientras camina por los pasillos del barco, de cuyas paredes cuelgan varias fotografías de los migrantes rescatados.

Sobre las tablas de madera que recubren el suelo de la nave ya no hay refugiados esperando, en alta mar, la respuesta de algún Estado para poder desembarcar, sino los pies de vecinos de Nápoles que se han acercado para ver el barco por dentro y conocer la labor humanitaria de la ONG española, con sede en Badalona (Barcelona).

“Estar aquí demuestra que seguimos trabajando dentro de un marco de legalidad y es una muestra de solidaridad y apoyo que nos brinda la ciudad de Nápoles”, dice a EFE Riccardo Gatti, jefe de misión y presidente de Open Arms Italia.

Más de un centenar de napolitanos ya han atendido la invitación de la organización. Son, según Gatti, los italianos que “no hacen tanto ruido”.

“Aunque parezca que el discurso hegemónico es el xenófobo, racista y en contra de las personas migrantes y de las ONG, porque es el que hace más ruido, realmente no lo es. Hay una buena base de población que es defensora de los derechos humanos, sin hacer tanto ruido. Por algo podemos seguir pagando el gasoil, estar amarrados en el puerto de Nápoles y que venga tanta gente a vernos”, destaca.

Por ejemplo, Michael Leonardi, que ha acudido con dos niñas pequeñas para “hacerles entender la situación que vive la migración en el mundo”.

“Es muy grave en Italia, con un gobierno neofascista, xenófobo y racista. Hay que enseñar a los niños valores que no sirvan para diferenciar a una persona de otra”, anima Payne.

O también Filippo Severino, que ha decidido visitar el barco “por un gesto de solidaridad y fraternidad” porque rechaza que “primero sean los italianos y después los otros”, sino que todos forman parte de “una sola familia humana”.

El capitán del Open Arms, Marc Reig, agradece a todos los que se acercan los elogios que les profesan. Dice que ellos están “muy contentos” de enseñar su “casa”, que a la vez es “la casa de todo el mundo que está ayudando” a que puedan seguir con su labor.

Fatou Diako, que llegó a Italia hace 19 años, siente “emoción” de estar subida por primera vez en esta nave, que tantas veces había visto “de lejos, en la televisión”.

Recorriéndola, piensa en los migrantes que llegaron a tierra, en “los otros muchos que se quedaron en el mar” y en el “trabajo de salvar vidas” que lleva a cabo la ONG española.

“Hay que estar cerca de ellos, en un momento en el que las personas que salvan vidas humanas son cuestionadas. Yo estaré siempre con ellos”, añade.

Pero entre los napolitanos también hay orgullo por su ciudad, que “se sigue considerando una ciudad abierta”.

“Es una buena ocasión para demostrarlo, permitiendo que el Open Arms atraque en el puerto. Italia no es solo Salvini. Italia no es solo odio indiscriminado en las redes, que son las que hacen más ruido. Italia es también un país con personas que no se han olvidado de ser humanas”, responde la joven napolitana Aurora De Angelis.

El buque todavía no sabe dónde se dirigirá después de esta semana atracado en el puerto de Nápoles. “No sé lo que ocurrirá”, reconoce Gatti. Pero, por ahora, el Open Arms estará unos días amarrado, sobre todo, a la Italia que no hace ruido. EFE

crb/vh/jrr

(vídeo) (foto) (audio)

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)