La valla en el centro de una Europa sin fronteras que nunca llegó a construirse

El Gobierno austriaco anunció el cierre del paso de Brennero para evitar un posible flujo masivo de migrantes. Tras las elecciones de 2017, ni su promesa ni su amenaza se cumplieron

El País, Héctor Llanos Martínez, 15-05-2019

El paso de Brennero une Italia y Austria a través de los Alpes. Su importancia estratégica y su carga simbólica, como nexo entre el norte y el sur de Europa, hacen que sea una de las rutas de transporte más importantes del continente. Aunque el flujo de migración nunca ha sido tan elevado como en otras zonas, las autoridades austriacas anunciaron en 2016, meses antes de las elecciones legislativas, que iban a tomar “medias de construcción” por lo que pudiera pasar.

El eufemismo intentaba evitar el oxímoron: una valla de 370 metros de largo para controlar el flujo de personas en medio de una Unión Europea sin fronteras. Ahora da título a Die bauliche Maßnahme, película que se proyecta el viernes 17 de mayo en el Festival DocumentaMadrid.

“Esa valla era útil para la manipulación propia de unas elecciones, pero nunca para hacer política real, la que busca soluciones a problemas sociales”, cuenta a EL PAÍS el veterano Nikolaus Geyrhalter (Homo Sapiens, Earth).

El documental retrata el microcosmos de opiniones que conviven en esos momentos dentro de esa minúscula región europea. Sobre sus granjeros, camareros y policías planea la amenaza invisible de la llegada masiva migrante. Pero lo que realmente pone en riesgo su tranquilidad es el revuelo en torno la inminente llegada de un muro de metal ante “un potencial peligro para la sociedad austriaca que nunca aparece”, comenta el cineasta por teléfono.

Geyrhalter pasó dos años visitando una y otra vez a los habitantes próximos al paso de Brennero, ganando su confianza hasta derribar las alertas que una cámara de cine podía generar en ellos. Lo que se refleja en el documental es una horquilla de puntos de vista, entre la xenofobia camuflada y la genuina empatía, de un grupo de personas expectantes y algo aturdidas ante una situación que no han pedido y que ha sido generada por un conflicto de intereses entre Gobiernos europeos.

Según explicaba la Comisión Europea en 2017, la creación de las llamadas “medidas de construcción” pondría en peligro el acuerdo de Schengen. Los permanentes controles fronterizos provocarían pérdidas económicas de unos 6.000 millones de euros al año por la ralentización del tráfico en una zona marcada por el paso de automóviles, camiones y trenes.

La cifra de migrantes que usaron el paso nunca ha llegado a ser tan elevada como en el caso de otras rutas europeas. Además. ha ido descendiendo paulatinamente en los últimos años, entre otras cosas por la fuerte presencia militar. La franja metálica sigue sin construirse.

Dos de los entrevistados ante un cartel que dice: “Atención, frontera” / DocumentaMadrid

Todas las opiniones de la gente recogidas a pie de montaña en esta película se expresan con una mesura que contrasta con los incendiarios discursos políticos de unas elecciones legislativas que terminaron con el ascenso de la derecha y la ultraderecha.

El absurdo se cuela por momentos entre la asepsia de esta suerte de entrevista grupal. Mientras una madre de familia apela a la religión y las tradiciones para argumentar su apoyo a la valla metálica que les proteja de la presencia extranjera, el párroco de la zona aboga por ayudar prójimo. Ella termina sirviendo el almuerzo a un grupo de inmigrantes legales que trabajan en una obra cercana a su casa.

“A pesar de tratarse de una forma de vida alejada del mundo digital, las opiniones de los residentes de esa microsociedad también se basan en las burbujas de información sesgada que les llegan, como ocurre en las redes sociales. Cuando se enfrentan a la realidad, sus gestos son distintos a sus creencias”, comenta el director. Y, afortunadamente, esos actos y palabras son más esperanzadores que los de aquellos a quienes entregan su voto.

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