EDITORIAL DE DIARIO DE NOTICIAS

Sánchez y la ultraderecha: jugar con fuego

Apoyarse en Vox como palanca en un sentido u otro es un grave error político a largo plazo que pagará la democracia. PP y Ciudadanos lo hicieron en Andalucía tras las elecciones y el PSOE lo empieza a hacer en su campaña electoral

Diario de Noticias, , 15-04-2019

La Semana Santa va a romper una campaña electoral sin precedentes con resultados también imprevisibles por mucho que vayan cayendo las encuestas estos días marcando una clara ventaja socialista. Por no hablar del posible escenario de pactos postelectoral donde el panorama aún es más abierto. Pero volviendo a la foto actual, los vientos parecen favorables al actual gobierno. Pero hay que advertir de que quizás Sánchez está jugando con fuego. Superviviente de mil batallas internas y externas, varias carambolas y experto en salidas in extremis, da la impresión de que con el tema de la ultraderecha ha aparcado los principios y ha tirado de táctica con la calculadora en la mano. Y eso es muy arriesgado. Para él y para todos. La maniobra de minusvalorar el debate en la televisión pública para lograr un ring adecuado a cinco con Vox en una esquina es sólo la punta del iceberg de una jugada más temeraria que audaz: más allá de alimentar una polarización interesada, trata de que el PP y Ciudadanos pierdan votos a costa de que los incremente el partido de Abascal con la esperanza de que le resten apoyos a Casado y Rivera, pero sin llegar a sumar una mayoría entre los tres. Pero, ¿y si se pasa en la mezcla y el voto oculto de Vox en una España muy vulnerable a sus mensajes simplistas no sólo le hace entrar con un potente grupo parlamentario sino que le confiere el papel de árbitro de la política estatal? Todo aprendiz de brujo debe saber que hay algunas mezclas de sustancias que en cierta cantidad tienen el efecto de un medicamento, pero en unas dosis desequilibradas pueden resultar letales. Esta estrategia le puede llevar a un escenario totalmente favorable con una amplia mayoría y con la capacidad de elegir entre Ciudadanos (opción involutiva en lo social y de bloqueo en el modelo territorial) y Podemos para formar gobierno sin tener que pasar por la taquilla periférica. Pero también justamente al contrario. Es decir, a que la ultraderecha no sólo irrumpa en el Congreso sino que incluso, al estilo andaluz, marque los tiempos y los contenidos de un gobierno de derechas en clave destructiva más que constructiva, de crispación en lugar de convivencia. Hoy en día nadie puede medir el verdadero apoyo social de Vox, a los que además parte de los medios y sectores están haciendo el juego cayendo en provocaciones. Y mientras, muchísima gente pensando más en el destino de las vacaciones de abril que en el de su voto…

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