FUERON MENAS...

“Somos jóvenes que queremos seguir adelante a pesar de haber sido tutelados”

Miembros de la asociación de extutelados de Catalunya exigen su visibilización

Deia, ANE ARALUZEA, 25-03-2019

BILBAO- Llevan a sus espaldas mochilas con cargas emocionales y responsabilidades administrativas tan pesadas que serían inconcebibles para cualquier chaval de su edad criado en el seno de una familia convencional. “Somos jóvenes que queremos seguir con nuestra vida”, afirman Giyaur Rahman e Isabel María Martínez, presidente y miembro de la Unión de Jóvenes Extutelados de Catalunya, creada para promover un cambio social que favorezca un futuro mejor para los menores de edad que, como ellos, han sido amparados por las instituciones. La experiencia de esta asociación, creada hace un año, fue compartida en el congreso sobre Infancia en Movimiento organizado esta semana por Save the Children.

“Una vez que sales del sistema de protección hay ciertas dificultades con las que te encuentras”, explica Giyaur, un joven de 23 años llegado de Bangladés hace nueve años. “Recibimos tanta protección cuando estamos en los centros que cuando cumplimos la mayoría de edad nos volvemos a sentir desprotegidos pese a que necesitamos la misma protección”, denuncia el presidente de la asociación con la que buscan crear un espacio en el que exponer sus experiencias y realizar un análisis crítico para tratar todo lo que les concierne. “Queremos formar parte de las decisiones que se toman vinculadas a nuestro colectivo. Podemos ofrecer algo más que una valoración de la experiencia”, añade este joven, quien defiende que quieren mejorar la calidad de atención de los menores.

La asociación, formada por jóvenes extutelados de entre 18 y 30 años de diferentes nacionalidades, aúna experiencias muy diferentes. “Cuando procedes de una familia desestructurada y en la adolescencia los ítems que salen a la luz son: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo?, emerge una rebeldía que no se administra bien. Muchas personas tienen fracaso escolar porque no les empoderan para gestionarse”, afirma Isabel, española de 21 años.

En el caso de los menores extranjeros no acompañados como lo fue Giyaur, las trabas son diferentes: “Tenemos otra serie de dificultades como arreglar la documentación, conseguir el permiso de trabajo…”. “Miramos hacia el mismo punto pero partimos de puntos diferentes”, reflexiona Isabel.

“Es un poco irónico que personas tan jóvenes como Giyaur y yo tengamos tan claro que siendo diferentemente iguales nuestra lucha es la misma”, explica Isabel, quien a menudo debe enfrentarse al estigma de haber sido tutelada. “Me suelen preguntar: ¿Qué has hecho para haber estado en un centro? No pareces de esas”, explica. En el caso de los jóvenes extranjeros el estigma es doble: “Por haber estado en un centro y por ser inmigrante está claro que tú has hecho algo”, apunta Giyaur. “Ya es hora de aceptar que todos formamos parte de este mundo. La convivencia no consiste en que una persona se integre, sino que nosotros también tenemos que hacer que se integre”, agrega.

Seguros de que su experiencia puede ser enriquecedora para menores tutelados, su intención es trasladarles una visión positiva de su futuro. “Queremos que tengan una referencia positiva, explicarles que con los mínimos recursos que hay pueden salir adelante”, revela el joven de origen bangladesí. En ese sentido, menciona un programa, llamado Jóvenes por Jóvenes. “Es un espacio mágico. Ellos nos escuchan y nos preguntan. ¿Puedes llevar a tu novia al piso de mayores de 18 años? Son cuestiones que no hay quien te responda”, cuenta Giyaur.

FORMACIÓNIsabel y Giyaur están finalizando un grado superior de Integración Social , aunque ambos anhelan llegar a la universidad. “Voy a cumplir 21 años y me van a retirar todas las ayudas en términos de vivienda y de apoyo económico. Soy independiente y autónoma, sé gestionarme, pero aún no me siento segura. O trabajas o estudias. Es una lucha constante que hace que vayas retrasado respecto a la gente de tu edad”, afirma Isabel, que cuenta que los compañeros con los que ha ido a clase están en Tercero de carrera, mientras que ella, “si todo va bien”, accederá a Psicología el curso que viene.

En el caso de los jóvenes extranjeros es más complicado aún. “No podemos acceder al mundo laboral simplemente por no tener permiso de trabajo”, explica Giyaur, quien revela que al cumplir la mayoría de edad no cuenta con ningún apoyo económico para realizar una carrera universitaria ni puede trabajar. “¿Cómo voy a seguir estudiando? No hay un soporte para nuestro colectivo. Para romper esa dependencia hay que crear unas políticas de extranjería que favorezcan el permiso de trabajo. Ahí está la clave para romper con lo que nos está ocurriendo”, apunta este joven, que quiere estudiar Educación Social.

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