Decenas de lemas para un mismo mensaje

Cientos de personas participan en la Marcha contra el Racismo y la Xenofobia y advierten del peligro del auge de partidos de extrema derecha para las políticas migratorias y de asilo.

Diario de noticias de Gipuzkoa, UN REPORTAJE DE ARANTZAZU ZABALETA. FOTOGRAFÍA IKER AZURMENDI, 25-03-2019

“Sí se nota rechazo en la calle todavía, pero es por desconocimiento casi siempre” “Viendo la situación en la que llegan todas esas personas está claro que hay mucho que hacer todavía, hay que salir a la calle” “La derecha está en una ofensiva basada en una rumorología que no es cierta, que vincula a los inmigrantes con el abuso de ayudas sociales” “Hay que reivindicar los derechos de los que venimos;no lo hacemos por placer, dejar tu casa es muy duro”

Diferente color de piel, mismo corazón;Generalizar es siempre equivocarse;Urrats bat aurrera, beldur bat atzera;No me juzgues, conóceme;Un viaje de mil millas empieza con un paso. Una nueva edición de la Marcha contra el Racismo y la Xenofobia partió ayer de Trintxerpe tras una pancarta amarilla, sin ninguna leyenda. Fueron los cientos de participantes que iban tras ella (y los que se fueron incorporando a medida que avanzaba el recorrido) los que llevaron sus propios carteles y llenaron la marcha de lemas diferentes, siguiendo la invitación de los organizadores y de la campaña diseñada por el IES Usandizaga: Elige tu eslogan contra el racismo.

Han pasado 23 años desde que se organizó por primera vez esta ya tradicional cita que enlaza Pasaia con Donostia en contra del racismo. “Pero sigue siendo necesario salir a la calle, sobre todo en esta época preelectoral y viendo que crecen las fuerzas de derechas que ven la inmigración como una amenaza y no como una oportunidad”, defendía Maitane Arnoso, presidenta de SOS Arrazakeria Gipuzkoa, uno de los organizadores de la cita junto con Medicus Mundi Gipuzkoa y la Coordinadora de ONGD de Euskadi. A la convocatoria se habían adherido este año hasta 47 asociaciones.

Precisamente, dada la cercanía de las próximas citas electorales, los convocantes quisieron llamar la atención sobre la importancia del voto y sobre cómo puede repercutir en la ampliación o en la restricción de los derechos de las personas el hecho de que ganen unos u otros. Alertaron del “sentido negativo” que los discursos xenófobos pueden tener en cuestiones como las políticas de inmigración y el derecho de asilo y refugio. La victoria de esos discursos “representaría un notable retroceso político, social y cultural en el ámbito de los derechos y las libertades democráticas, y reforzaría las posiciones alterófobas e identitarias excluyentes”, incidieron. El triunfo de la extrema derecha acarrearía, agregaron los convocantes, el “incremento de las discriminaciones” mediante la aplicación de políticas de “prioridad nacional” que reforzarían la exclusión de los derechos laborales y sociales y generarían la confrontación entre los conceptos de “nosotros” y “ellos”.

Por eso, el mensaje que leyeron los convocantes al finalizar el recorrido en la plaza Gipuzkoa fue claro: “Defendemos la solidaridad entre las personas y con los migrantes;que se respeten y refuercen los derechos de asilo y refugio;rechazamos las políticas de prioridad nacional;pedimos políticas que faciliten la integración en el mundo laboral, social, cultural y político y rechazamos cualquier acción que coarte la democracia”.

“Mi ama fue refugiada”

“No venimos por placer, dejar tu casa y tu país es una decisión muy dura”, reconocía ayer Efraín Hernández, que dejó El Salvador en noviembre y vive ahora en Tolosa con su mujer Yaneth y sus hijos de 10 y 16 años. Los cuatro participaron en la marcha de ayer con su propia pancarta, en la que se leía El problema no es la inmigración, es la educación. La decisión de dejar su casa fue difícil y la llegada a un lugar nuevo también: hay muchos trámites y papeleos y en la calle se han encontrado de todo, desde personas encantadas de ayudar a otras “más resistentes”. Pero están aquí con intención de quedarse porque, “lastimosamente”, volver a El Salvador no es una opción, reconocía Hernández.

“Todavía hace falta concienciar a la gente de que la diversidad enriquece, ahora más que nunca con el incremento de movimientos que propugnan lo contrario”, coincidían ayer María Guevara y Eva María Gómez, del centro islámico de Donostia. Mujeres de Argelia, de Siria y de Donostia recorrieron juntas la marcha tras una gran pancarta en la que se leía No cierres los ojos ante el racismo.Guevara reconocía que todavía se nota rechazo en la calle, “casi siempre por desconocimiento”, y por eso consideraron importante la movilización.

“La derecha está en una ofensiva basada en una rumorología que no es cierta, que vincula a los inmigrantes con el abuso de las ayudas sociales”, denunciaron Juana y María, que llevan algunos años ya participando en la marcha. “Afortunadamente”, ante esas afirmaciones, “hay también mucho movimiento social trabajando”. “Además, ellos levantan parte del país: no se habla de todas esas mujeres que cuidan a los mayores y los dependientes, casi siempre no en las mejores condiciones laborales;hay que visibilizar el trabajo de muchas personas inmigrantes”, añadieron. Cerca de ellas, Mikel, colaborador de Zaporeak en Chios, sintetizó en una simple frase por qué acudió a la cita de ayer: “Mi madre también fue refugiada durante la guerra. A veces olvidamos muy rápido esas cosas, pero nos puede pasar a todos”.

Raquel Garay colabora en la Red de Acogida de Irun desde el verano pasado, primero en Lakaxita y luego en Martindozenea. Allí ha conocido a muchos migrantes estos meses y está convencida de que queda “mucho por hacer” todavía, “por eso hay que salir a la calle”. Ayer lo hizo en compañía de unos cuantos amigos, entre ellos algunos de los que ha conocido estos meses en Irun, como Ibrahim, que llegó desde Guinea Conakry el pasado verano. “Aquí me he encontrado una familia muy buena”, afirmó sonriente tras abrazar a Garay y sus compañeros.

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