Presión migratoria

La Vanguardia, 16-05-2006

MEDIO año después de la trágica oleada de inmigrantes subsaharianos en Ceuta y Melilla, que activaron la cooperación marroquí, la presión se ha desplazado a Canarias, donde las autoridades insulares acusan de dejadez al Gobierno ante una situación humana que roza el colapso. En lo que va de año se ha superado ya el total de llegadas de sin papeles del 2005 y en las últimas dos semanas el número de los inmigrantes interceptados es de más de 1.500. Ayer, en una reunión interministerial de urgencia, coordinada por María Teresa Fernández de la Vega, se acordó reforzar la vigilancia aérea y marítima, intensificar la cooperación con Mauritania y emprender una “ofensiva diplomática” en los países de origen.
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La verdad es, como ha reconocido la propia vicepresidenta del Gobierno, que estamos ante un problema muy complejo, que exige múltiples medidas para atajarlo: desde el aumento de la seguridad y la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos hasta la extensión de los acuerdos de repatriación pasando por la mejora de las condiciones humanitarias y de acogida y terminando por la cooperación con los países emisores de emigración. El Plan África, que aprobará el viernes el Consejo de Ministros, forma parte del despliegue.
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Sin embargo, este esfuerzo de las autoridades españolas es insuficiente para afrontar un problema que hinca sus raíces en la brecha de pobreza que separa Europa de África, el continente olvidado de la globalización. Ben Bella, el histórico líder argelino, describió el Mediterráneo como un inmenso lago que linda al norte con un campo de golf y al sur con un campo de chabolas: “Aunque Europa quiera vivir dentro de sus muros ignorando al resto del mundo, el resto del mundo no ignorará a Europa”. La válvula de escape se ha desplazado coyunturalmente del Estrecho a Canarias, en pleno Atlántico, y los cayucos han reemplazado a las pateras. Las políticas de seguridad son necesarias, pero tienen sus límites en un problema estructural. Para resolverlo sólo hay una fórmula: que el arrabal viva mejor. Es el conjunto de laUEla que debe apostar por el desarrollo endógeno del Sur.
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