ENTREVISTA. Ex consejero adjunto de Seguridad Nacional y escritor de los discursos de Barack Obama

Ben Rhodes: "Si fuera español, me preocuparía Steve Bannon. Explotará muy bien vuestras divisiones"

El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, acusa a Irán de ser "el mayor patrocinador del terrorismo mundial". EEUU pidió a Japón que nominara a Donald Trump al Nobel de la Paz

El Mundo, Alberto Rojas, 19-02-2019

Una lágrima furtiva recorrió el rostro de Angela Merkel, canciller de Alemania, cuando Barack Obama se despidió de ella por última vez y subió a la Bestia, el coche presidencial. Su equipo captó el instante en Berlín. Ya dentro del vehículo, Obama, para justificar el arrebato emocional de una mujer de hielo, dijo: “A partir de ahora Angela está sola”.

En ese momento, tras ocho años de doble legislatura, el primer líder negro del país más poderoso del mundo se iba a casa para dejar paso a Donald Trump y una oleada de populismo que ya inunda los parlamentos de media Europa. Ben Rhodes, consejero adjunto de Seguridad Nacional del presidente Obama, estuvo a centímetros de cada decisión y momento importante del presidente desde que entró casi como becario en plenas primarias demócratas contra Hillary Clinton hasta que el senador por Illinois se bajó del Air Force One por última vez. Ahora lo ha contado todo en El mundo tal y como es (Ed. Debate), un viaje frenético del tipo que le escribió los discursos a uno de los políticos que definirá una época, con detalles sólo aptos para gourmets especializados en historias del Ala Oeste, donde vivía en una pequeña habitación sin vistas y con un colchón en el suelo desde donde escuchaba a las ratas corretear por el tejado del número 1.600 de la avenida de Pensilvania.

P.- ¿Cómo es tener que reinventarse a los 42 años, tras una década siendo la mano derecha del hombre más poderoso del mundo?

R.- Es extraño. Ha sido una experiencia agotadora. Los 30 se te van rápido. Y encima, después eligen a un tipo como Donald Trump. El completo opuesto. Cualquier cosa que tú dijeras o hicieras estaba en el centro de la política global. Ya no. Tienes que acostumbrarte a la idea de que eso se acabó. Escribir este libro ha sido un paso en esa dirección, tratar de pasar página. Nunca volveré a tener esa relación con un presidente de EEUU. Y aunque volvieran a escogerme para esa labor, nunca sería un presidente tan carismático y tan transformador como Obama. Pero la victoria de Trump es un reto tan enorme que me vuelve a motivar para luchar por todo en lo que creo. Todo lo que hago, en radio, prensa o televisión, tiene que ver con intentar derrotar las fuerzas oscuras que mueve Trump y lo que representa.

P.- ¿Podía imaginar, tras 10 años junto a Obama, una victoria de Donald Trump?

R.- Si hubiera ganado un candidato republicano normal, no me hubiera gustado, pero es que Trump es… [risas]. Ahora, visto con perspectiva, era más lógico que ganara un Trump que un Marco Rubio en las primarias republicanas, porque ya habían apostado antes por Sarah Palin como vicepresidenta de John McCain. De todas formas, esto no acaba aquí. La Historia no va en línea recta, sino haciendo eses. El legado de Obama sigue siendo un capítulo abierto.

P.- ¿No tiene la sensación de que el legado de Obama pacto con Irán, Cuba, Obamacare… ha sido arrasado por Trump?

R.- No hemos conocido a nadie que tratara de destruir de una forma tan sistemática el legado de otro presidente. Lo que pasa es que no es tan fácil. Ha intentado tumbar el Obamacare de mil maneras y no ha podido. A mí no me preocupa que haya abandonado el pacto nuclear con Irán. A mí me preocupa que empiece una guerra con Irán.

P.- ¿Cree que es posible?

R.- Sí, es posible. Como Trump no puede aprobar legislación porque los demócratas controlan el Congreso y está bajo investigación [por el Rusiagate], va a intentar reafirmarse en el cargo en aquel terreno de juego donde no tiene tantas restricciones. Irán y Venezuela son sus dos objetivos ahora mismo. Con Cuba ha intentado destrozarlo todo, pero no ha podido, pero estoy disgustado por una cuestión: elevamos las expectativas de los cubanos porque pensaron que sus vidas iban a mejorar. Ver que se les arrebata eso es doloroso.

P.- ¿Qué papel jugó en esa transición Steve Bannon? ¿Le preocupa que esté intentando hacer lo mismo en Europa?

R.- Si fuera español, me preocuparía mucho Steve Bannon. Se extiende como la metástasis del cáncer. Cuando estuvo de asesor en el Gobierno de Trump no sabía qué hacer. No es el tipo que sepa construir nada, pero sí es un experto en destruir. Se le da muy bien confeccionar mensajes para dividir a la sociedad. Esté donde esté, encontrará la mejor manera de acusar a alguien de los problemas del país: minorías, inmigrantes, refugiados… Nosotros frente a ellos. Usar el factor identitario y las redes sociales para difundirlo. Además, tiene apoyo financiero. Él explotará muy bien vuestras divisiones en España.

P.- Su libro comienza con el histórico discurso de Berlín cuando Obama no era ni presidente. ¿Qué recuerda hoy de aquel día?

R.- Todo pasó muy rápido. No te da tiempo a asimilarlo. Pasé semanas preparándolo. Dos horas antes el traductor alemán que le iba a enviar el texto a los medios locales me dice que hay un problema. La palabra que he usado al final, que será leída por Obama en alemán, (schicksalsgemeinschaft), que significa “comunidad de destino”, es el título de uno de los discursos más famosos de Adolf Hitler… Cuando se lo comenté a Obama, que estaba en su habitación, tuvo un ataque de risa.

P.- ¿Por qué no está en la famosa foto de la ‘situation room’ el día que mataron a Bin Laden?

R.- Sí estaba. Obama entró y todos le seguimos. Había un vídeo mostrando en tiempo real lo que sucedía. Como estaba tan nervioso tuve que salir al pasillo y caminar arriba y abajo. Si hubiera sabido que Pete Souza iba a tomar esta foto me hubiera quedado dentro. Entonces vimos que Bin Laden estaba allí y eso nos alivió. Aún no lo habían matado. Salí para estar solo. Yo vi estrellarse uno de los aviones en las torres gemelas desde la calle, en Nueva York. Reflexioné sobre mi carrera y cómo ésta comenzó en el 11-S. Es lo más cercano que íbamos a estar de hacer justicia, aunque sea con la muerte de otro ser humano.

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