Miquel Barceló, sobre los migrantes: «Siempre me da la sensación de que es gente que conozco»

Diario Sur, SUR, 20-01-2019

Una embarcación con migrantes en la tormenta, una barca vacía en el mar. El pintor español Miquel Barceló expone desde ayer en Madrid cuadros que representan naufragios en el Mediterráneo, con la sensación de que estos sobrevivientes podrían haber sido individuos que él conoció en Mali.

«Es evidente que esto es algo que me incumbe mucho. Muchísima de esta gente que muere ahogada en el Mediterráneo, aparte de que yo soy del Mediterráneo, viene de Mali, que es un país donde he vivido muchos años», dice el artista, de 62 años. «Siempre me da la sensación que es gente que conozco personalmente», agrega.

La exposición de más de una veintena de obras recientes destinadas a la venta, en la galería Elvira González, se titula ‘Vida de pulpo’, aunque hay pocos cefalópodos representados. El pulpo siempre fascinó a Barceló, porque es «lo más cercano a un alien».

Dos de las tres salas albergan obras en las que se alude sobriamente al mar, donde los elementos se abaten contra siluetas difusas. Barceló pintó esos cuadros «hace poco», en su isla natal de Mallorca, donde suelen llegar a veces estas embarcaciones precarias. Barceló comparte su vida entre París y, viaja mucho, pero ya no puede ir desde el año 2012 a su taller en Mali, donde siguen los ataques yihadistas.

Al hablar de las sombrías «nubes» de sus cuadros, Barceló se declara «preocupado por la ciega indiferencia» de la época, y por «una especie de intolerancia, de uso de la ley abusivo, constantemente». «Se ven síntomas de antisemitismo que habían desaparecido, racismo, que está aquí dentro, como un bicho malo», asegura.

En una tercera sala aparecen coloridos cuadros que recuerdan sus obras pasadas: esbozos de mujeres desnudas bailando y dispuestas a elevarse, pulpos de dos metros, saliéndose del marco… Las sepias, los pulpos y peces son constantes en la obra del mallorquín, que recientemente exhibió en Madrid dibujos en los que los representa con mucha fidelidad sobre telas que su madre, Francisca Artigues, de 92 años, bordó meticulosamente. Esta actividad que venía realizando su madre con los dibujos de su hijo en manteles o cortinas de la casa se convirtieron en piezas de una muestra.

Este año, las obras de Barceló, una referencia en el arte contemporáneo, serán expuestas en Japón, Italia, Bélgica y en el Museo Picasso Málaga. En París, «en Beaubourg, habrá unas obras mías muy grandes» afirma el artista sobre el proyecto con el que el Centro Pompidou abordará el vínculo que existe entre la prehistoria y el arte moderno y contemporáneo.

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