Imaginación moral

Reflexiones sobre la inmigración de la congresista demócrata Pramila Jayapal, primera parlamentaria indo-estadounidense, válidas para casi todo

El País, Mercè Ibarz, 17-01-2019

Pramila Jayapal es una congresista demócrata norteamericana y la primera parlamentaria indo-estadounidense, una activista de los derechos civiles y desde diciembre la directora ejecutiva de OneAmerica, la organización de abogados de inmigrantes más potente del estado de Washington, del que también ha sido senadora. Nacida en Madrás (India) en 1963, conoce la inmigración. A sus cinco años la familia se trasladó a Indonesia y luego a Singapur. Llegó a los dieciséis a los Estados Unidos, cuando sus padres se gastaron todos sus ahorros para que ella se formara allí. Lo cuenta en un ensayo en la revista de libros The New York Review of Books, del que tomo el título de este artículo. Un texto que le pidió uno de los editores de la revista, Matt Seaton, para que retomara y desarrollara su artículo previo de octubre en New York Times Magazine y el concepto de “imaginación moral” sobre la inmigración. A mi entender es un concepto clave para estos tiempos, puede que el mayor, en tantos aspectos de la vida colectiva, allá y aquí. Respecto de la inmigración y de casi todo lo demás.

Recuerda y sostiene la congresista, otra de las mujeres de ascendencia creciente en la cámara norteamericana, tan revuelta hoy, que los Estados Unidos América, dicen allí, pues como ha dejado bien dicho el cineasta Godard se trata de un país sin nombre, cosa grave en realidad, que ha decidido llamarse con el de otros países del continente, apropiándoselo-son la patria de la imaginación. Es un lugar común, el nuevo mundo, pero está bien recordarlo. Otro cliché es Europa como continente que mantiene los fundamentos del mundo moderno, y aunque a menudo decirlo es una broma macabra, tampoco está mal recordarlo. Aquí se vivió el “vivan las caenas” y así nos va.
Por eso, volviendo a la propuesta de Jayapal -que en 2000 publicó un libro que tal vez alguien podría traducir por aquí, “Peregrinaje a India: Una mujer revisita su patria”
la idea de renovar las capacidades de la imaginación, o quizás solo de recordar las que no se suelen considerar como tales, es no solo pertinente sino propia de un nuevo mundo. Es probable que sea posible decir que en términos políticos la imaginación será moral o no será. Como todo esto es un berenjenal para quienes no somos ni politólogos ni historiadores de las ideas ni mucho menos filósofos políticos, ahí lo dejo: ¿existe la imaginación moral? ¿Ha existido siempre y la hemos olvidado?

La congresista indo-estadounidense dice que sí, que no hay más remedio. Claro que habla de su país, que tiene en la inmigración uno de sus fundamentos no solo históricos sino del presente. Pero tal vez podamos extrapolar sus consideraciones. Jayapal conoce bien el asunto por haber creado tras el 11-S neoyorquino la organización Hate Free Zone (Zona Libre de Odio) en ayuda a los inmigrantes y refugiados que se convertiría en la actual OneAmerica que ahora dirige. “Compleja y multifacética, nuestra historia sobre la inmigración está marcada por dos profundas tradiciones en guerra entre sí. Una está indisolublemente unida al fanatismo, mientras que la otra está ligada al espíritu de generosidad y renovación de un país que siempre está siendo moldeado por aquellos que vienen aquí. Esta batalla debe librarse en cada generación, y nunca ha sido fácil”. Pramila Jayapal habla de migrantes y refugiados allí, yo ahora mismo pienso en el Mediterráneo y sus muertos, nuestros muertos, y también en lo que ha sido España y lo que sea que podría ser y no ha sido.

Cada generación debe afrontar cómo relacionarse con los fundamentos de su sociedad a lo largo de la historia y, parafraseando el título de una novela político-policial de Pedrolo, debe decidir si hay que enterrarse o no en esos fundamentos y de qué manera. Imaginación moral. “Nuestro trabajo consiste en decir la verdad sobre la inmigración en lugar encogerse de hombros ante las falsedades”, sostiene Jayapal y concluye: “En la historia de nuestro país, la inmigración nunca ha sido solo política. Siempre ha sido sobre quiénes somos y qué estamos dispuestos a defender. Es por eso que un sistema de inmigración justo y con visión de futuro debe estar en el corazón de la imaginación moral de Estados Unidos”. Cambio los términos pertinentes para pensar no sólo en la inmigración que también, claro y me digo que, en efecto, necesitamos imaginación, mucha más imaginación: imaginación moral. No estamos en el 68 y sus frases ahora de márketing, esto es el siglo XXI y no tiene gracia.

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