Cada vez más jóvenes sin hogar duermen en las calles de Bilbao

La Cruz Roja ha repartido más de mil artículos de invierno desde el mes de noviembre para hacer frente a la ola de frío

Deia, YAIZA POZO, 10-01-2019

Mínimas de un grado. La cota de nieve a 200 metros. La ola de frío anunciada mantiene en alerta a Bizkaia. Son numerosas las personas que se enfrentan a este frío viviendo en la calle. Bilbao no es una excepción. La cifra de jóvenes sin techo ha experimentado un crecimiento con respecto al año anterior, realidad que han percibido los voluntarios de la Cruz Roja que cuando cae la noche y el mercurio desciende salen para ofrecer bebida caliente a las personas que pernoctan bajo puentes, soportales… “Siempre tratamos de crear un vínculo y entablar una relación con las personas sin hogar”, apuntan Txaro Pérez e Iñaki Uranga, voluntarios de la Cruz Roja.

Desde que se activase el dispositivo invernal el pasado mes de noviembre, la organización, en colaboración con el Ayuntamiento de Bilbao, ha repartido más de 90 kit invernales muchos más que la pasada temporada que incluyen una mochila, guantes, calcetines, esterilla, camiseta térmica y saco de dormir, todo dependiendo de las necesidades de las personas. “Es importante trabajar conjuntamente porque una sola entidad no puede ayudar a tanta gente”, dice Elsa López, directora de Intervención Social de Bizkaia.

A las 20.30 horas, cuando el frío se mete en el cuerpo, Txaro Pérez e Iñaki Uranga, dos voluntarios de la organización, de manera desinteresada reparten apoyo y calor por las calles de la villa. Con una ruta marcada y con un termo bajo el brazo, se disponen a ayudar a los más necesitados. “Todavía me acuerdo de mi primera salida como voluntaria en la ola de frío. Fue hace dos años y aprendí mucho. Voy a casa contenta porque haces sonreír a las personas que lo necesitan”, confiesa Pérez. Cada año, los asentamientos de los sin techo cambian y su perfil también. Este hecho lo corrobora Uranga que desde hace cinco años recorre diferentes zonas de la capital vizcaina para ayudar a los más necesitados. “Este año hemos percibido que hay más gente joven que duerme en la calle y que ya no hay asentamientos grandes como antes. El año pasado, en el frontón de Rekalde se juntaban 30 personas y ahora los grupos se han reducido”, cuenta. “Pero nos podemos encontrar todo tipo de personas que han tenido que hacer frente a las adversidades que les ha tocado vivir”, prosigue el voluntario. El mercado de La Ribera es uno de los espacios preferidos por los sin techo este año. “El año pasado no había nadie y ahora pueden verse media docena de personas”, declaró Uranga.

La mayoría de las veces es difícil ganarse su confianza pero con muy poco lo consiguen. “Es importante respetar su voluntad y si te dicen que no quieren tu ayuda es que no. No nos damos cuenta de que estamos invadiendo su espacio”, comenta por su parte Verónica Diestro, responsable del equipo de Intervención Social.

Uno de los cometidos de los voluntarios de la Cruz Roja es que las personas sin hogar conozcan que existen diversos recursos para “combatir el frío y proteger su salud”, asegura a DEIA el director de Acción Social, Iñigo Pombo. Además de los kits invernales que pueden conseguir acudiendo al Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS) para obtener un volante de derivación y así recogerlo en la oficina de la Cruz Roja, también pueden hospedarse en el albergue que la organización abre para la época de ola de frío en General Concha. En total, disponen de 40 plazas diez más que el pasado año y otras 71 camas en Altamira que se incrementan en 14 plazas más cuando se registran las noches más gélidas. “Los albergues no están totalmente ocupados, pero estamos notando que está entrando más gente. El pasado año atendimos a 400 personas y este año, en lo que va de temporada llevamos 228”, asegura la directora de Intervención Social.

Mucha gente que decide no recurrir a esta opción es por miedo a perder su espacio en la calle. Otros porque duermen a la intemperie con sus mascotas y es que en los albergues es importante cumplir una serie de requisitos para poder dormir al calor. “Siempre que la convivencia sea buena pueden estar el tiempo que el Ayuntamiento active la ola de frío. Puede ser una semana o dos. Además, si son vinculados a Bilbao y se les conoce en el Servicio Municipal de Urgencias Sociales, se puede prorrogar su estancia. Los que están de paso pueden estar tres días”, afirma López.

NECESIDAD DE VOLUNTARIOSCruz Roja cuenta con un total de veinte voluntarios para las salidas nocturnas que se organizan a diario y otros trece que trabajan en los refugios, pero “siempre se necesita más gente”. “No todo el mundo tiene adicciones. También hay golpes de mala suerte y no les queda otra que dormir en la calle. Nosotros trabajamos con ellos para que logren salir de esa situación. Hay gente que tiene trabajo o estudia pero como es complicado tener una vivienda en Bizkaia recurren a un albergue”, asegura López.

Tal y como apunta Pombo, la ola de frío estará activada, de momento, hasta el 14 de enero y hasta entonces, los sin techo podrán acudir a los albergues de los que disponen Cruz Roja y el Ayuntamiento en colaboración con otras entidades. El Consistorio bilbaino cuenta también con un equipo de calle que acompaña y ayuda a las personas que lo necesitan y dan información sobre los servicios sociales en la villa. Bilbao cuenta durante todo el año con diferentes centros nocturnos de acogida, con 230 plazas, para personas sin techo, cuyo acceso se gestiona de manera centralizada por el Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS). Además, si fuera necesario se ofrecerían más plazas de alojamiento de emergencia según las necesidades de la demanda. “Hay gente que está deseando dormir en un lugar caliente y conocemos gente a la que hemos ayudado que ha logrado hacer una vida normal. Que ha conseguido un trabajo y tiene vivienda propia”, señala López.

Y es que aunque el frío azote y las noches se prevean duras, los voluntarios de la Cruz Roja así como del personal del que dispone el Consistorio bilbaino y otras entidades, ayudan a los más necesitados brindándoles calor con su apoyo y su presencia. “La noche es una excusa para poder acércanos a ellos”, concluye Pérez.

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