Manuel Contreras Santiago: «Más cooperación de Marruecos en rescate disuadiría al inmigrante»

El Mando único operativo en el Estrecho denuncia que las mafias «abusan» de Salvamento Marítimo para asegurar a sus víctimas «un 100% de éxito» en la travesía

ABC, Laura L. Caro, 10-12-2018

Desde 2016, la inmigración que se ha lanzado al Mediterráneo para alcanzar Europa se ha reducido, pero ante el cierre de las rutas por Grecia e Italia, la gran presión se desplaza nítidamente hacia las costas españolas. Y lo que está por venir. «Viendo la progresión y el efecto de otros escenarios, deberíamos estar preparados para un aumento importante de la inmigración», constata el general de brigada de la Guardia Civil Manuel Contreras, designado en agosto Autoridad de Coordinación en el Estrecho para hacer frente a una ola de pateras nunca visto. Su nombramiento evoca al que ya se activó en 2006 para frenar en el archipiélago canario la «crisis de los cayucos», la mayor embestida migratoria registrada nunca hasta este verano.

De este mando dependen las actuaciones de los medios de salvamento, de la Benemérita, Policía Nacional o Cruz Roja en puerto, además de la gestión de las relaciones de seis ministerios implicados en este fenómeno y la centralización de la información que procede de los países de origen o del CNI. Profundo conocedor de la Andalucía más terrenal donde ha desarrollado casi toda su carrera y es también jefe del Instituto Armado en la IV Zona, la que incluye toda la región más Ceuta y Melilla recibe a ABC en su despacho de Sevilla en ropa de trabajo, igual que sus subordinados, sin la solemnidad de la guerrera y las medallas que otros visten para las fotos.

-¿Qué ha cambiado con este Mando Único?. En números, la inmigración sigue como estaba.

-En octubre hemos gestionado cifras de inmigrantes muy parecidas a julio, pero sin aglomeraciones ni teniéndoles en polideportivos. Eso es porque el primer objetivo ha sido ordenar los flujos marítimos y terrestres. Se han establecido cuatro puertos de referencia (Bahía de Algeciras, Málaga, Motril y Almería) y en ellos los Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) donde se hace la asistencia médica y los trámites policiales. Cuando uno está saturado, se derivan a otro los barcos de salvamento, que ya no vuelven automáticamente al puerto del que habían salido como hacían hasta ahora. El valor añadido es que todos los organismos rentabilizan los medios materiales: embarcaciones, tripulaciones, personal en tierra… Se ha mejorado muchísimo. Llevamos poco más de dos meses trabajando…

-Pero el mandato dice que tienen que «evitar la salida de inmigrantes desde las costas africanas».

-El mandato lo resumimos en tres vectores: coordinación, seguimiento de la situación y disuasión. En este último ámbito, estamos haciendo propuestas estatégico-político-diplomáticas sobre acciones en países de salida o de origen. A través de la Secretaría de Estado de Seguridad, algunas ya se han trasladado a Marruecos.

-Por ejemplo…

-Incrementar las patrullas mixtas que desde hace 14 años funcionan en tierra y mar, pero que están diseñadas para una dimensión del problema que ha crecido. También hemos dado la idea de un aumento de la cooperación de Marruecos en salvamento marítimo, que sería disuasión, pero también mayor eficacia en el rescate. Y ver un posible aumento de las repatriaciones dentro de lo que la legislación prevé. Si no se tiene garantía al 100 por 100 de llegar a Europa porque existe la posibilidad de que te retornen, de que se efectúen más salvamentos por parte de las autoridades marroquíes, ahí jugaríamos con la disuasión y un mayor rescate. No se puede asegurar al inmigrante que hay un 100 por 100 de éxito.

-¿Qué quiere decir?

-Existe un riesgo real en cruzar el Estrecho y el mar de Alborán. Pero estamos detectando que nuestro sistema de salvamento es tan eficaz que las mafias están lanzando gente a la mar en unas condiciones de precariedad que dan vértigo, porque les dan motores con la gasolina justa para tres horas de navegación, para que lleguen a la zona donde van a ser rescatados por Salvamento Marítimo. La incertidumbre es que podemos llegar o no… Están jugando con la vida de muchas personas.

-¿Todo son mafias?

- Más que grandes mafias, hay gente que se enriquece con esto. Pero también hemos detectado vuelos a Casablanca organizados por grupos digamos «autónomos» que a su llegada allí sabían dónde ir a comprar una barquita, se lanzaban al mar con unos remos y sabían dónde llamar para que les rescataran. Venían programados.

-El 22 de noviembre, tres días después de que Pedro Sánchez visitara Rabat, accedieron a España de forma ilegal por mar 1.200 inmigrantes, todo un récord. ¿Hay días en que Marruecos mira para otro lado?

-Ese día también fue cuando Marruecos rescató más personas, más de 530. Si no recuerdo mal, anteriormente hubo una semana casi sin llegadas debido a la mala mar. Yo creo que las relaciones con Marruecos son buenas, de vecinos. Ellos no tienen toda la llave de la inmigración, contenerla al cien por cien es imposible, jugamos con las mafias, pero cuanta más implicación marroquí haya…

-¿Se han incorporado las narcolanchas al negocio de la inmigración?

-Ha sido puntual. Dos incidentes en Marruecos (tiroteos a dos embarcaciones de ese tipo en septiembre y octubre) previnieron y nosotros hemos practicado varias detenciones. Este verano, ha habido momentos en que el exceso de trabajo que ha requerido la atención al inmigrante de esa manera tan descoordinada podría provocar vacío de vigilancia del narcotráfico, y se aprovechaban.

-¿Qué hacer ante el desplazamiento de la presión migratoria vía España?

-Este año rondaremos los 60.000 inmigrantes y trabajamos para preparar todas las respuestas, todas las estructuras de coordinación, para enfrentarnos a un número similar y hacer propuestas para tratar de que esa cifra descienda.

-¿Son un problema las ONG que avisan de las pateras para su rescate?

-Es un elemento más dentro del problema. Es fundamental que las ONG estén a la llegada, pero no a la salida, porque eso puede ser utilizado como aliciente para que crucen más.

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