Gracias a todos los que llevan años banalizando la palabra ‘fascista’. Arrojándola a todo el que piensa diferente, utilizándola para borrar la discrepancia, para insultar al disidente. Gracias a todos los que han alimentado sus bolsas de votantes a cuenta de exacerbar la ‘catalanofobia’. Gracias a los que han crecido ridiculizando a España hasta la caricatura. Gracias a los medios que han dado voz a la ultraderecha por encima de su representación. Gracias a los que han convertido la política en un circo, a los incompetentes e impotentes que han tapado sus discapacidades con banderas, a los que han huido del debate constructivo y se han burlado del diálogo, a los que han alardeado de su desdén a las instituciones y a la ley.
Gracias a los que han arrinconado el bien común en el cuarto de los trastos, a los que han abandonado las políticas sociales, a los que han dejado a tantos a la intemperie. Más y más gracias a los banqueros que estafan, desahucian y siempre ganan, a los especuladores inmobiliarios, a los empresarios con alma de explotadores, a los que gritan ‘feminazis’ mientras la brecha de género sigue siendo una vergüenza, a los que criminalizan a los más débiles, a los que les desdeñan a los perdedores de la crisis desoyendo su rabia y su miedo. Gracias a todos los que han ayudado a concebir la idea de que la democracia no tiene soluciones para todos. Vox ya está aquí. Para servir a España y al odio.