Ética mirada al pasado

La Vanguardia, 07-05-2006

El consabido anuncio en los títulos de crédito de que “esta película está basada en una historia real” no resulta superfluo en Un franco, 14 pesetas.Porque su protagonista, director y guionista, Carlos Iglesias (Madrid, 1955), no es otro que el niño transformado en adolescente durante los cinco años vividos en Suiza con sus padres, en la década de los 60, cuando cuatro millones de españoles emigraron, legal o ilegalmente, a otros países que sí eran europeos. Al igual que el adolescente de la película, Iglesias, de regreso a España, negaba haber sido emigrante: “Los emigrantes eran mis padres”.
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Puede que Un franco, 14 pesetas (título que alude al cambio del franco suizo en la época, si bien admite dobles y antifranquistas lecturas) esté un poco bajo el síndrome de la serie Cuéntame,pero emerge por méritos propios como una obra personal y meritoria.
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Notable histrión escénico y fílmico (recordemos su Sancho Panza a las órdenes de Gutiérrez Aragón), Iglesias no idealiza ni endulza el pasado, es decir, sus propios recuerdos de niño. Su toque es más berlanguiano. Recrea con modestia y talento (dos elementos hoy nada frecuentes) aquella España casposa. Una mirada ética al pasado proyectada al presente, cuando los inmigrantes vienen aquí. “Nunca había visto tanto de todo”, dice uno de los obreros españoles cuando llega a Suiza. Iglesias consigue una conmovedora tragicomedia.
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