PUERTA DE ENTRADA AL SUEÑO AMERICANO

Tijuana, la ciudad de los sueños rotos

Diario de Noticias, , 17-11-2018

Cientos de miles de centroamericanos sueñan cada año con llegar a Tijuana, también otros tantos mexicanos. La ciudad es la puerta de entrada al sueño americano, pero para muchos de ellos se convierte en la puerta del infierno. En el primer semestre de este año, Estados Unidos ha deportado a 109.000 mexicanos y a unos 62.000 centroamericanos. Es el caso de Dilcia María, hondureña de 20 años, que en enero de este año dejó su Choluteca natal para cumplir el sueño americano. “Le di 3.000 pesos a un muchacho que me dijo que me iba a cruzar a México, pero me engañó. Me quedé sola y sin dinero”, empieza. Pero eso no la desanimó, emprendió el camino en solitario y “me enfrenté al hambre y al frío”. El trayecto lo hizo en La Bestia, el tren que cruza el país azteca y que en los últimos años ha dejado cientos de mutilados.

“Me enseñaron cómo agarrarlo. Nos escondíamos de Migración para que no nos llevaran”. Así llegó hasta Tijuana y saltó el muro. “Brinqué junto con otros tres chicos, corrí durante un rato pero nos agarraron los de la Patrulla Fronteriza. A mis compañeros los patearon bien duro, sangraban y todo, a mí no. Nos insultaban y nos decían No sé para que vienen”, relata Dilcia, una joven dicharachera y enérgica. Tras la detención, pasó ocho días en una hielera, que es como los migrantes llaman a los centros transitorios de la Patrulla Fronteriza por las bajas temperaturas que denuncian quienes han estado en ellas. En teoría, están diseñadas para estancias de 12 horas como máximo, pero organismos de derechos humanos han documentado e investigado que los migrantes pasan en estos centros días enteros. “Dormía en un burro (banco), solo me dieron una manta de aluminio que no protegía del frío”, denuncia. De ahí la llevaron a un centro de detención y deportación (ICE, por sus siglas en inglés) en San Diego, donde estuvo dos meses “vestida con un uniforme azul. La comida era una basura, nos insultaban, fue horrible”. Transcurrido ese tiempo fue deportada. “Me llevaron al aeropuerto atada de manos y pies, el avión nos dejó en Orizaba (Veracruz) y ahí estuve 24 horas atada. Solo me quitaron los grilletes cuando llegué a mi país”, explica.

Antonio Vélez, integrante de la Coalición Pro Defensa del Migrante de Tijuana, es el encargado de recibir a los deportados mexicanos. “Llegan exhaustos, muy bajos de ánimo y muchas veces con las marcas de los grilletes en las muñecas”, constata.

La experiencia no amilanó a Dilcia María, que en julio volvió a salir de su país. Se instaló en Tapachula (Chiapas) durante tres meses para trabajar y ahorrar dinero para realizar de nuevo el viaje a Tijuana. “Trabajaba de 7 a 6 por cien pesos al día, a veces hacía doble turno, de 7 a 12, para poder ganar un poco más”, critica. Esta vez, viajó en autobús. Llegó hace un mes a la ciudad fronteriza y se aloja en el Instituto Madre Asunta para Mujeres y Niños Migrantes. Allí convive con otras 80 mujeres y sus hijos y está esperando el momento oportuno para volver a cruzar a Estados Unidos. “Sé que está difícil, pero lo voy a volver a intentar”.

Dilcia María reconoce que la ruta que ha realizado hasta Tijuana es peligrosa, “aunque yo he tenido suerte, solo me han robado el dinero. En el albergue de Palenque (Chiapas), estaba con una amiga que conocí en el viaje, ella quería seguir el camino, pero yo me quedé porque quería descansar un poco más. Me la encontré de nuevo ocho días después y me contó que la habían violado tres hombres y que casi la matan”, cuenta.

SATURACIÓNLos albergues de Tijuana están prácticamente llenos, en ellos conviven principalmente migrantes centroamericanos que han ido llegado en las últimas semanas, mexicanos que están esperando cruzar la frontera o que han sido deportados y los integrantes de la primera caravana migrante que ya están llegando a la ciudad. Es el caso del albergue Juventud 2000, con capacidad para 100 personas y en el que conviven ahora 200. Y con la llegada del resto de la caravana, la situación se complica. Acampar en la playa se está convirtiendo en una opción cada vez más peligrosa, dada la hostilidad que han mostrado algunos vecinos de la zona. “Nosotras estábamos allí cuando llegó un grupo a armar bronca, querían pelea, así que nos fuimos a un albergue”, asegura Jaqueline, hondureña de 20 años. Esto está haciendo mella en los migrantes de la caravana, que se sienten discriminados. “Durante todo el viaje hemos recibido mucho apoyo y solidaridad de los mexicanos, pero aquí se ha puesto fea la cosa”, apunta Jaqueline. Por el momento, han llegado ya 2.008 centroamericanos y se espera que lleguen hasta 9.000 en los próximos días, una situación que tampoco gusta al alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, quien quiere realizar una consulta ciudadana para saber si los habitantes quieren seguir recibiendo a los migrantes. “Veremos cómo solventamos para sacar a los que ya están y pondremos retenes en Tecate para que ya no entren”.

“Los haitianos son muy trabajadores, los centroamericanos, no” es una frase que se empieza a oír entre algunos habitantes de Tijuana, en relación a los 3.000 haitianos que se quedaron a vivir en Tijuana tras ver truncado su sueño americano y que hoy en día forman parte del paisaje de la ciudad. A las puertas de Estados Unidos, la situación se está complicando para los integrantes de la caravana: al cierre de fronteras de Estados Unidos y el riesgo de deportación se une ahora también la hostilidad de una ciudad acostumbrada a acoger los sueños rotos de miles de migrantes.

DEPORTACIONES

Estados Unidos-México. El primer semestre de este año, Estados Unidos ha deportado a un total de 109.000 ciudadanos mexicanos, lo que supone un importante aumento. El año pasado, la administración estadounidense deportó en total a 128.000.

México-Centroamérica. México, por su parte, ha deportado entre los años 2015 y 2018 a 436.125 centroamericanos. El primer semestre del año deportó a 1.338 hondureños vía aérea y 33.336 por tierra. Los guatemaltecos fueron 24.783, 110 por día. Además deportó a 4.850 salvadoreños.

Estados Unidos-Centroamérica. En el primer semestre de este año, Estados Unidos deportó a 23.652 hondureños, 25.366 guatemaltecos (81% más que el año anterior) y 14.724 salvadoreños (un 17,8% menos que el año anterior).

LA FRASE

andrea villaseñor “México tiene un doble discurso”

“México tiene un doble discurso, por una lado denuncia las deportaciones de mexicanos por parte de Estados Unidos y, por otro, deporta cada año a miles de centroamericanos”, critica Andrea Villaseñor, del Servicio Jesuita al Refugiado.

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