La ultraderecha antieuropea forma gobierno en Polonia con los conservadores

La Vanguardia, 06-05-2006

. – Tras siete meses de constantes forcejeos que paralizaron el gobierno minoritario de derechas de Ley y Justicia, los conservadores lograron ayer arrastrar hacia la coalición a dos fuerzas menores y consiguieron por fin formar un gobierno de coalición con clara mayoría parlamentaria. Pero la victoria de los conservadores es pírrica por cuanto el nuevo tripartito integra a dos socios que han creado su ideario político sobre el frontal rechazo de la transición democrática, la separación de poderes, la economía liberal, el laicismo y el europeísmo de la Polonia poscomunista.
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La alianza de los conservadores de Ley y Justicia, los populistas de Samoobrona y los nacionalcatólicos de la Liga de Familias Polacas contará con la cómoda mayoría en ambas Cámaras del Parlamento. El precio que los conservadores han tenido que pagar por los votos de ambos socios menores han sido sendas carteras de viceprimer ministro para sus respectivos líderes Andrzej Lepper y Roman Giertych. Éste ocupará además la cartera de Educación, socialmente sensible dado el reiterativo y confeso nacionalismo e integrismo de su nuevo titular.
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La formación de la coalición deja en la oposición a las dos únicas fuerzas con clara vocación europeísta, laica y liberal – la liberal Plataforma Cívica y los poscomunistas – .
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Hace tan sólo un año, en plena campaña electoral, pocos polacos hubieran podido imaginar que la transición democrática – considerada, dentro y fuera del país, como un gran éxito histórico que devolvió Polonia a la comunidad europea de países democráticos – daría un vuelco completo.
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Este giro de 180 º catapulta al poder dos partidos que durante años denunciaron, literal y reiteradamente, la democracia recuperada como engaño al pueblo llano por parte de elites corruptas; la economía de mercado como un robo organizado al pueblo por mafias liberales y ex comunistas; la adhesión a la UE como saqueo del patrimonio nacional por el capitalismo europeo voraz en connivencia con gobiernos polacos, cosmopolitas y traidores, y como rapto del alma católica polaca por el relativismo moral, materialista y permisivo europeo.
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Aunque hoy día, ni los populistas de Lepper, ni los nacionalistas católicos de Giertych piden abiertamente una retirada de Polonia de Europa, siguen insistiendo en intereses nacionales irrenunciables. Hablan de posibles renegociaciones del tratado de adhesión; rechazan toda Constitución de la Unión Europea y lo que consideran la “dictatura de la legislación” europea; descartan la adopción del euro; ponen en cuestión la independencia institucional del Banco Central y del Tribunal Constitucional; preconizan un populismo social ajeno a toda racionalidad presupuestaria; apoyan la discriminación de los homosexuales, y quieren restringir la ya restrictiva ley de aborto polaca.
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