Transportes. La Comunidad terminó ayer el único túnel completo de la ampliación del Metro que se ha hecho con el método tradicional. Unos 100 piquetas -los obreros que perforan la tierra con martillos neumáticos, picos y palas- han excavado más de un kilómetro de túnel en 12 meses. La mayoría son dominicanos o ecuatorianos y cobran una media de 3.000 al mes por pasar ocho horas diarias bajo tierra

Con pico y pala hasta La Elipa

El Mundo, 06-05-2006

Son las 13.45 horas y comienza a llover en Madrid. En el subsuelo, un grupo de 16 obreros (ocho en un lado del túnel y ocho en otro) – además de los responsables de la obra – están a punto de comunicar bajo tierra el centro de la capital con uno de los barrios históricamente más aislados a través del Metro, La Elipa. Los operarios esperan armados con martillos neumáticos, picos y palas frente a los últimos 50 centímetros de la pared que separaba ayer este barrio de la red del Metro.


Tomás Castellano, director de Producción del Túnel, grita desde el otro lado: «¿Me oís ahí?» «Sí», responden los operarios, casi todos inmigrantes. «Pues un minuto, un minuto y empezáis».


Tomás se aleja un poco de la pequeña bóveda de apenas metro y medio de altura y grita de nuevo, más fuerte: «¡Dale caña!» Los martillos neumáticos comienzan a rugir y la tierra, al fondo del túnel, empieza a temblar.


Aparece un pequeño agujero y la cara de esfuerzo de Julio Alberto Montero, de 35 años, aparece por el orificio, cada vez más grande, que va horadando con su martillo, como una gigantesca taladradora de 20 kilos de peso. Todos ríen y aplauden. El túnel está acabado.Tras los abrazos, las felicitaciones y el descorche de varias botellas de cava bajo tierra, sólo quedan un par de días más de trabajo y habrán terminado.


M2 fue ayer testigo de la cala final del túnel de la prolongación de la línea 2. Éste ha sido el único tramo completo de todas las prolongaciones programadas por la Comunidad de Madrid para esta legislatura que se ha hecho mediante el método belga o tradicional de Madrid, es decir, únicamente con martillos, picos y palas.


Ni en este extremo ni en Ventas podía introducirse una tuneladora (el pozo de ataque que hay que excavar a cielo abierto para meter la máquina es inmenso, con los efectos sobre el tráfico que podría causar en una zona muy sensible). Tras 12 meses de trabajo en tres turnos de ocho horas, las 24 horas del día, ayer se terminó este tramo construido a la antigua usanza, casi como lo hizo Alfonso XIII a principios del siglo XX, aunque con mucha más seguridad.


Julio Alberto, un sonriente joven dominicano de color tuvo el honor de ser el primero en cruzar el nuevo túnel. No en vano, lo terminó de horadar él con su martillo. Como contó a este diario, lleva 14 años excavando túneles a mano en el Metro y en obras de toda España. Ya es oficial de primera y los últimos seis meses ha pasado ocho horas de cada día bajo tierra comunicando La Elipa con la estación de Ventas. En ese tiempo, ha avanzado 950 metros, ayudado por unos 80 compañeros que trabajaban en cuatro frentes distintos.


En toda la región no hay más de 250 piquetas, el nombre que recibe este obrero especializado, auténticos mineros de la capital.Casi todos son inmigrantes (los españoles no llegan a un 20%) y en su mayoría proceden de Ecuador o la República Dominicana.


En Madrid hay tan pocos que están muy solicitados. Y los sueldos están en relación con su esfuerzo. Cada mes ganan unos 3.000 euros netos, de media, aunque todo depende de la velocidad a la que avancen. Como explica Marta Hurtado, jefa de obra de OHL, estos profesionales llegaron a cobrar 4.600 euros netos en un mes récord, cuando perforaron 65 metros de túnel en sólo 30 días.«Todo depende de los imprevistos que surjan, pero la media mensual de avance de cada frente (compuesto por ocho obreros en tres turnos) es de unos 45 metros al mes», explica.


Mucho esfuerzo, bien pagado pero poco seguro, porque no existen los contratos indefinidos. «Estamos contentos», explicaban ayer, «terminamos el túnel pero en tres o cuatro días no sabemos qué vamos a hacer».


Su próximo destino estará en la M – 30, en el túnel de la risa del Ministerio de Fomento o algún otro tramo del Metro. Será allí desde donde les llamen y donde les hagan la mejor oferta.«El parón llegará cuando se acerquen las elecciones porque todas las obras terminan», comenta el director de la obra por parte de la Comunidad, Alvaro Abel, que se ocupa también de la ampliación de la línea 5 en la Alameda de Osuna, «pero siempre hay algo y todo vuelve a empezar a los pocos meses de formarse los nuevos gobiernos regional y local».


Ayer terminó la construcción del túnel, pero a La Elipa le quedan al menos seis meses para ver el Metro funcionando. Como explicaron desde la Consejería de Transportes e Infraestructuras, que dirige María Dolores de Cospedal, la inauguración está prevista para el mes de noviembre. Será la segunda que se haga esta legislatura porque la estación de la Alameda de Osuna (línea 5) entrará en servicio en octubre.


El método tradicional se ha utilizado también en un tramo de la prolongación de las líneas 1 y 4 a Chamartín y Hortaleza y en otro de la línea 3 que llegará a Villaverde. En estos casos, sin embargo, la Comunidad de Madrid ha combinado este sistema con tramos que hacen las famosas y gigantescas tuneladoras.


El túnel que comunicará Ventas con La Elipa mide 1,61 kilómetros y su construcción ha costado 95 millones. Una vez que se abra, dará servicio a 20.000 vecinos que tendrán la estación a menos de 500 metros de sus casas y podrán viajar hasta Sol (es línea directa) en 16 minutos.

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