El primer grupo de la caravana de migrantes hondureños que se dirige a la frontera con Estados Unidos que viaja a través de México en búsqueda de asilo llegaba ayer a la capital mexicana, Ciudad de México, donde se refugiaban de manera temporal en un estadio deportivo.

Más de un millar de hondureños, en su mayoría huyendo de la violencia callejera y las dificultades económicas que sufren, pasaron la noche en el estadio que el ayuntamiento de la ciudad les ha cedido, donde les han proporcionado asistencia médica y comida.

A pocas horas de las elecciones parlamentarias de Estados Unidos que tendrán lugar hoy martes, el presidente norteamericano, Donald Trump, lanzaba advertencias en varias ocasiones acerca del avance de la caravana y ordenaba el despliegue de miles de militares en la frontera, que este fin de semana era reforzada con alambre de espinos.

Los migrantes llegaron este domingo a la capital, a unos 800 kilómetros del cruce fronterizo más cercano, situado en Texas, unas cuatro semanas después de salir de la ciudad hondureña de San Pedro Sula. “Estamos decididos a llegar a Estados Unidos y lograr el sueño americano”, explicó Mauricio Mancilla, que viaja con su hijo de seis años desde San Pedro Sula. “Tenemos fe en Dios de que lograremos conseguirlo, independientemente de las circunstancias”, añadió.

Miles de migrantes hondureños se están desplazando de manera paralela en grupos por el estado costero de Veracruz, el estado central de Puebla y el estado de Chiapas, en el sur de México.

“Esto es un éxodo”, aseguraba Alejandro Solalinde, un cura católico y activista en favor de los derechos de los migrantes. “No tiene precedentes”, añadió. El Gobierno de Trump ha presionado a México para que detenga el avance de los migrantes, y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, les ha ofrecido documentación temporal y trabajos si optan por registrarse para recibir asilo en los estados de Chiapas y Oaxaca. Este sábado, el Gobierno mexicano aseguraba que está procesando casi 2.800 solicitudes de asilo y que cerca de 1.100 hondureños habían sido deportados ya.

“Nuestro gobierno considera que los países del Triángulo Norte, México y Estados Unidos debemos darle alta prioridad a la investigación de los responsables de las movilizaciones irregulares”, indicó el presidente de Honduras Juan Orlando Hernández.

Destacó que el Triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador), México y EE.UU. deben “aplicar la ley con severidad a quienes organizan, incitan o promueven con fines políticos y criminales” movilizaciones irregulares “violentando las leyes migratorias de múltiples países”. Hernández agradeció al presidente guatemalteco, Jimmy Morales el “apoyo irrestricto” de Guatemala, así como al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, al “retorno seguro” de compatriotas que han decidido desistir de viajar hacia EE.UU. de manera ilegal. Aseguró que “la mayoría de los hondureños” que salieron había retornado.