Carlos Iglesias vuelca sus recuerdos en su primera película como director

ABC, 05-05-2006


TEXTO: JULIO BRAVO

MADRID. Un oscuro sótano de la calle de Rodríguez San Pedro de Madrid fue el escenario, en agosto del pasado año, del último día de rodaje de «Un franco, 14 pesetas». Aquel día, Carlos Iglesias – el Pepelu de «Esta noche cruzamos el Mississippi» y el Benito de «Manos a la obra» – , metido todavía en su doble papel de actor y director, tenía un tono mucho más serio y nostálgico que el que exhibe estos días, en el carrusel de promoción del filme. En aquel sótano había vivido el actor y el rodaje, como toda la película, tenía un componente personal muy importante. De hecho, «Un franco, 14 pesetas» cuenta la propia historia de Carlos Iglesias, que durante la infancia emigró a Suiza con su familia.

La situación en que viven muchos inmigrantes en España fue la que llevó a Carlos Iglesias a querer contar esta historia, su historia.«Quería que, a través de ella, recordáramos que nosotros hemos sido inmigrantes, y que se nos trató mejor de lo que ahora tratamos nosotros a la mayoría de los inmigrantes. Yo tengo recuerdos «felices» de entonces: el trato que recibíamos, la calidad de vida… recuerdo la calefacción en la fábrica, que teníamos inodoro y papel higiénico, que vivíamos en una casa moderna… El verdadero drama estuvo en la vuelta, a la España de mediados de los sesenta».

Los recuerdos

Cuatro años estuvo Carlos Iglesias gestando esta película. Fueron los productores Eduardo Campoy y José Manuel Lorenzo los que le sugirieron que la dirigiera él mismo, y los que le permitieron que viajara hasta Suiza para rodar en los lugares donde transcurrió parte de su niñez. «Fue allí donde tuvimos las mayores facilidades para rodar», dice el actor y director.

Carlos Iglesias dice que la película es autobiográfica hasta cierto punto. «El personaje del niño soy yo, pero relativamente; soy una interpretación de mis recuerdos. También he estado durante dos años recopilando historias pequeñitas de inmigrantes, que se han reunido en el filme para componer una historia de tono tragicómico, que quiere enlazar con el neorrealismo». Sí hay mucho de sí mismo y de su familia en el filme. «En cierto modo sí es como si me desnudara delante de la cámara, porque yo sentía la necesidad de contar esta historia». Ha habido, también, momentos de mucha emoción. Iglesias recuerda especialmente la escritura del guión. «Me tocó mucho. Mi padre se sinceró conmigo como no lo había hecho nunca. La creación del guión es una parte muy bonita y muy intensa porque estás en soledad».

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