Leyes cada vez más duras contra los 'sin papeles' en EEUU

El Mundo, 05-05-2006

El sheriff Joe Arpaio, del condado de Maricopa, en Arizona, no ha querido un solo día más. Como respuesta a la última demostración de fuerza de los inmigrantes en las calles, Arpaio ha reclutado a 100 voluntarios para llegar donde no llega la Patrulla de Fronteras y capturar a los indocumentados que todos los días pisan el polvo del desierto.


«Hay tantos ilegales intentando entrar en el país que no tengo suficiente con mis hombres», afirma el sheriff Arpaio, cuya intención es crear una fuerza de 3.000 voluntarios con todas las de la ley para cubrir las espaldas a los agentes.


La cruzada del sheriff Arpaio refleja la impotencia de las autoridades locales y de los estados norteamericanos mientras los republicanos y los demócratas no acaban de deshojar el dilema de la inmigración en el Capitolio.


Al menos 30 estados han decidido endurecer las medidas contra los sin papeles, como la posibilidad de sancionar a las empresas que les den empleo o el requisito obligatorio de facilitar su «estatus legal» en cualquier momento y lugar, cuando lo requiera la policía.


En una veintena de estados hay también medidas en sentido contrario, para facilitar el acceso de los indocumentados a la sanidad y a la educación, pero la mayor parte de las 463 leyes o disposiciones en trámites de aprobación en 43 estados encajan dentro de la política de línea dura contra la inmigración.


La avanzadilla está en Arizona, por donde se calcula que cruzan la frontera todos los años un millón de indocumentados. La mayoría republicana en el Senado local ha planeado una ofensiva en las próximas semanas, y la gobernadora demócrata Janet Napolitano no es tan proclive a utilizar el veto como en ocasiones anteriores.


Los republicanos pretenden la aprobación de una partida para construir un muro de 120 kilómetros en el corredor de Nogales, más la instalación de un sistema sofisticado de radar o muro virtual en toda la frontera con México.


De puertas hacia dentro, los republicanos quieren imponer también duras sanciones a las empresas que den empleo a trabajadores indocumentados. La medida más polémica, sin embargo, es la ley que faculta a la policía para preguntar sobre la situación «legal» de cualquier inmigrante a la menor infracción.


«Las deportaciones tienen que comenzar en los semáforos», proclama el congresista local Russell Pearce, cansado por «la falta de acción» de los senadores republicanos en Washington. Ohio y Dakota del Sur han seguido ya los pasos de Arizona y han reactivado el miedo a las redadas y a las deportaciones entre los inmigrantes.En Utah y en Virginia es necesario ya presentar documentación sobre la situación legal para poder obtener un carné de conducir.


En Georgia, el gobernador republicano ha firmado ya la ley que impone sanciones a la empresas que dan empleo a los sin papeles y requiere a todas las compañías subcontratadas por el estado que informen sobre la situación legal de sus trabajadores.


Varios estados se están planteando también el coste de la inmigración ilegal y han planeado recortes en asistencias sanitaria y educación.Otros estados, sin embargo, estudian facilitar los trámites para legalizar las situación de los inmigrantes y garantizar su acceso a servicios básicos.


«A falta de una legislación federal, lo que estamos creando en este país es un sistema de parches», se lamenta Josh Bernstein, portavoz del Centro Nacional para las Leyes de Inmigración. «Lo que estamos haciendo, realmente, es levantar barreras entre los estados, y conforme pase el tiempo más difícil va a resultar resolver el problema».


El debate de la inmigración volverá la semana próxima al Senado, tras el fiasco que impidió un acuerdo entre republicanos y demócratas el pasado abril. Sobre la mesa, varias propuestas en sintonía con la línea auspiciada por el presidente Bush: abrir el camino a la ciudadanía a una parte de los más de 11 millones de indocumentados en el país y poner en marcha un programa de «trabajadores huéspedes».


La línea dura está ganando sin embargo fuerza en los últimos días. Tras el Gran Paro Americano del 1 de mayo, los grupos anti inmigración han pasado a la carga y han remitido a los senadores ladrillos de bienvenida para construir el muro en la frontera.

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