Los crímenes racistas se disparan en San Petersburgo

El Mundo, 05-05-2006

San Petersburgo, la ciudad palaciega que acogió el crimen más universal de la literatura rusa, se ha convertido en los últimos meses en el tétrico escenario de una ola de ataques racistas que ha hecho reaccionar a intelectuales y defensores de los Derechos Humanos.


La muerte a tiros del estudiante senegalés Samba Lampsar Sall el pasado 7 de abril fue la última y más sonada ejecución a manos de neonazis en la vieja capital zarista. «Putin, ayúdanos, nos están matando», rezaba una pancarta sostenida por compañeros del joven asesinado.


«El Gobierno del país que preside el G8 no logra impedir adecuadamente las manifestaciones de xenofobia e intolerancia», reza el informe publicado ayer en Moscú por Amnistía Internacional. La organización se sorprende por la «regularidad chocante» de estos crímenes y pide a las autoridades que dejen de calificarlos como «gamberrismo».


A diferencia del asesinato de la vieja usurera que Dostoievski obligó a perpetrar al protagonista de su obra Crimen y castigo, los neonazis agreden a jóvenes africanos, asiáticos y caucásicos cargados con más navajas y cadenas que elevadas dudas morales.No quieren fichas negras sobre el tablero ruso. «¡Rusia para los rusos!», gritaban los adolescentes que en 2004 mataron a navajazos a la niña tayica, Jursheda Sultánova.


Según la organización no gubernamental Sova, los 40 ataques racistas cometidos en Rusia en lo que va de año se han cobrado seis muertes y 80 heridos. En 2005, 28 personas murieron en ataques xenófobos.


Ante la pasividad de las autoridades, un grupo de intelectuales ha enviado una carta a la gobernadora de San Petersburgo, Valentina Matviyenko, en la que denuncian «el alud creciente de odio nacionalista» y llaman a la ola criminal por su nombre: «terror fascista».


No deja de ser paradójico que la ciudad que durante 900 días resistió el cerco nazi, va camino de convertirse en coto privado para los neofascistas.


Según el escritor de ciencia ficción Boris Strugatski, firmante de la carta, el ruso está vacunado sólo frente el fascismo alemán.El discurso antisemita de partidos como el LDPR del ultraconsevador Vladimir Zhirinovski cala muy bien entre los rusos.

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