México militariza su frontera con Guatemala ante la llegada de la caravana de migrantes hondureños

El Mundo, PABLO SÁNCHEZ OLMOS , 19-10-2018

Ni las presiones de Donald Trump, ni la tímida intervención policial de Honduras y Guatemala han impedido que miles de migrantes avancen en grupo hasta la frontera con México. Su ruta arrancó hace dos semanas, cuando 500 personas partieron de San Pedro Sula con el objetivo de llegar a Estados Unidos, protegiéndose así mutuamente de los peligros del camino. Hoy son ya más de 3.000 personas, según aseguran los organizadores de una caravana a la que se han ido sumando más refugiados centroamericanos que tienen poco que perder en su intento por escapar de la pobreza y la violencia.

El puesto fronterizo de Ciudad Hidalgo, junto a Tecún Umán, ha sido reforzado en las últimas horas con la llegada de 244 militares mexicanos, los cuales patrullan sin descanso por aire, tierra y agua. Algunos activistas aseguran que los migrantes más impacientes habrían cruzado ya, de manera ilegal, atravesando el río Suchiate, frontera natural entre ambos países. Los más pacientes esperarán al grueso del grupo para intentar acceder al país solicitando una visa humanitaria, un proceso que puede tardar hasta 45 días. Según aseguró ante los medios el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Gerardo García: “Solamente serán admitidas las personas que traigan su visa y quienes entren por el paso irregular serán asegurados para iniciar los trámites que correspondan”.

Un discurso que contrasta, y mucho, con el ofrecido por el gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco, quien aseguró que permitirá el libre tránsito de la caravana por su territorio y les brindará atención médica y legal: “Vamos a tener siempre una política de respeto a los derechos humanos de los migrantes, de puertas abiertas, porque debemos de tener la cara limpia para exigir el mismo trato para nuestros connacionales que viven en Estados Unidos”, aseguró ante los medios. El presidente electo del país, Andrés Manuel López Obrador, también ha aprovechado el paso de la caravana para deslizar cuál será su estrategia migratoria cuando tome posesión, a partir del próximo 1 de diciembre: ofrecer visas de trabajo para refugiados centroamericanos que deseen venir a México.

Desde la Casa Blanca, Donald Trump, con el que compartirá mandato López Obrador, ha seguido presionando para impedir el avance de la caravana. El presidente ha elevado el tono después de comprobar que su amenaza de retirar a Honduras, El Salvador y Guatemala los fondos de ayuda que reciben de Estados Unidos no ha surtido efecto. Ahora apunta a México y de paso lanza un pequeño dardo a los demócratas a falta de dos semanas para las legislativas: “Pido en los términos más duros que México pare la arremetida, y si no es capaz de hacerlo, llamaré a nuestro Ejército para que cierre la frontera sur. Todo esto es por las leyes débiles de los demócratas”.

Paralelamente a estas conversaciones, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, visitará este jueves Panamá, y el viernes Ciudad de México, para mantener sendos encuentros con los presidentes de ambos países y tratar temas migratorios y económicos. Se espera que el asunto de la caravana, una modalidad de viaje que cada vez está más de moda entre los migrantes y refugiados centroamericanos, sea uno de los temas centrales en las reuniones. Entretanto, en las ciudades fronterizas de Tapachula y Ciudad Higaldo, el Ejército mexicano se mantiene expectante ante una situación que se plantea impredecible. Nadie sabe con certeza si el grupo atravesará la frontera formalmente o, como en otras ocasiones, planteen asaltos masivos que sobrepasen la capacidad de los militares.

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