DoNostia- La percepción de la sociedad vasca hacia la inmigración ha mejorado ligeramente en el último año “con la consolidación del escenario poscrisis”, de tal forma que el Índice de Tolerancia alcanza su valor más alto (59,71 puntos) desde 2007. A pesar de este incremento en las actitudes positivas hacia los extranjeros, entre los vascos persisten elementos que salen de manera recurrente en las encuestas que realiza Ikuspegi, como la preferencia por el modelo asimilacionista, el mayor rechazo hacia determinados colectivos y la creencia de que los inmigrantes se benefician en mayor medida que los autóctonos del sistema de bienestar y las ayudas.

Entre las conclusiones del Barómetro sobre la Inmigración en Euskadi presentado ayer por Ernesto Sainz, director de Política Familiar y Diversidad del Gobierno Vasco, Patxi Juaristi, vicerrector del Campus de Bizkaia de la UPV/EHU, y Gorka Moreno, director de Ikuspegi, destaca la afirmación de que la inmigración “no es un problema para la sociedad vasca, ni lo ha sido nunca, ni lo es en la actualidad” y la constatación de que más de la mitad de la población (el 67,5% y trece puntos más que en 2017) cree que la llegada de inmigrantes aumentará en los próximos años y que este fenómeno no se percibe como algo coyuntural. En el informe de Ikuspegi también se refleja en que en aspectos como el número de inmigrantes, su procedencia mayoritaria o su acceso a prestaciones sociales hay una brecha entre lo que perciben los ciudadanos y las cifras reales.

Con base en los datos recogidos en las entrevistas realizadas entre marzo y abril de este año y que, por lo tanto, no reflejan si la numerosa llegada de inmigrantes en tránsito ha modificado la actitud de los vascos hacia los extranjeros, Gorka Moreno destacó que “se ha detectado una mejoría en la actitud de la sociedad”. Reconoció que los datos estadísticos no reflejan totalmente las percepciones sociales pero se puede ser “optimistas”, porque el “punto de partida es el de una sociedad en la que predominan las actitudes abiertas y tolerantes”, así como una visión utilitarista de la inmigración. En este sentido, Ernesto Sainz señaló que además de que “la población vasca no ve la inmigración como un problema”, hay una valoración en clave de ciudadanía que reconoce que los extranjeros “han llegado para quedarse, tienen derechos y van a ser un factor que definirá la sociedad del futuro”. Según dijo, la aprobación del V Plan de Inmigración supone que “la integración y la interculturalidad son un proyecto presente y futuro de país”.
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El ciclo económicoEl Barómetro de Ikuspegi lleva tiempo evidenciando una correlación entre el ciclo económico y la tolerancia con los inmigrantes, de forma que los datos de 2018 arrojan “unos resultados más positivos” que los de 2017, consolidan un escenario de “inicio de una nueva etapa de las opiniones y actitudes hacia la inmigración, que empezó a vislumbrarse en 2015 y que se caracteriza por un menor impacto de la crisis económica, una recuperación de indicadores macroeconómicos que hacen, en cierta manera, tener una visión más optimista y menos restrictiva” que la de la “etapa anterior de crisis económica”. Así, en 2018 ha bajado del 23,1 al 22% el porcentaje de personas que opina que “las personas inmigrantes nos quitan el trabajo” y un 44,4% de la población vasca no relaciona su presencia en Euskadi con un aumento del paro.

EstereotiposGorka Moreno destacó también que la correlación entre presencia de inmigrantes e inseguridad y delincuencia es uno de los estereotipos que más divide a la sociedad, aunque las personas que desacreditan este rumor ha ido creciendo. En la actualidad, el 30% de los encuestados no cree que los inmigrantes generen inseguridad, frente a un 36,9% que sí lo asegura. También hay división social ante la idea de que los extranjeros cometen más fraude con la Renta de Garantía de Ingresos (RGI): el 38,3% de la población dice que ese fraude se da más entre los inmigrantes que entre los autóctonos y el 27,8% opina lo contrario. También hay una mayoría (el 51,8%) que considera que “las personas inmigrantes se aprovechan excesivamente de la RGI, llegando a acapararla”.

Según el Barómetro, en el último año los datos sobre los estereotipos y prejuicios de la sociedad vasca mejoran, a excepción de las ayudas sociales. Cuando se pregunta sobre los principales rumores que se escuchan en la calle descienden los relacionados con el acceso a derechos y servicios y aumentan en el último año los que tienen que ver con cuestiones relacionadas con la integración, delincuencia, volumen y machismo.

La sociedad vasca se inclina cada vez más por un modelo de convivencia asimilacionista y las afirmaciones de tipo “es mejor que todas las personas compartamos las mismas costumbres y tradiciones” o “es mejor que todas las personas hablemos las lenguas del país de acogida” han aumentado en los últimos años. Además, la mayoritaria social (74,6%) opina que el esfuerzo de adaptación corresponde a la población inmigrante y solo el 21% cree que el esfuerzo debe recaer en la población autóctona.

Este año Ikuspegi ha preguntado por primera vez por las preferencias a la hora de convivir en el mismo barrio o bloque de viviendas con extranjeros y el resultado es que se aceptaría de mejor grado “a los que consideramos como nosotros” personas de Europa occidental y de origen americano y se rechaza compartir espacios con las personas procedentes del Magreb y de Rumanía. En general, los originarios de Pakistán, el Magreb y Rumanía suscitan un menor grado de simpatía, frente a los llegados de la Unión Europea occidental, África subsahariana, Argentina y Centroamérica.

Una mayoría de la población (en torno al 70%) ve bien que los extranjeros abran negocios como comercios y restaurantes, pero no acepta con agrado que vistan como en su país de origen (solo el 34% lo ve adecuado) o que tengan centros de enseñanza propios (30%).

Refugiados

Barómetro de Ikuspegi

Problema. La inmigración es un problema personal para el 4,5% de los encuestados (5,2% en 2017) y un problema para Euskadi en opinión del 7,7% (el 12,6% hace un año).

Presencia. Los vascos creen que la población extranjera supone el 17% del total cuando en realidad es el 9,4%. El 67,5% considera que la inmigración aumentará en los próximos cinco años y que el origen que más seguirá llegando será el magrebí.

Economía. El 49,2% opina que los inmigrantes permiten que la economía vasca funcione mejor al ocupar puestos de trabajo que los autóctonos no quieren.

Fronteras. El 18% de la población es partidaria de permitir la entrada de extranjeros sin restricciones, el 35,8% solo dejaría entrar a los que tengan contrato laboral y el 34,5% a los que cumplan determinados requisitos legales. El 1,8% (el 4,4% en 2017) prohibiría por completo la entrada de inmigrantes y el 4,7% los expulsaría.