AI pide solidaridad internacional ante la crisis migración forzada en Venezuela

El Diario, , 20-09-2018

Amnistía Internacional (AI) llamó hoy en Argentina a organizaciones y gobiernos del mundo a ejercer su “solidaridad” y su “responsabilidad” ante la situación en Venezuela, que atraviesa “una de las crisis de magnitudes más grandes en materia de migración forzada”.

Integrantes de la organización presentaron hoy en Buenos Aires el informe “Esto no es vida: Seguridad ciudadana y derecho a la vida en Venezuela”, que denuncia las violaciones de derechos humanos y las medidas represivas que implementa el Estado venezolano contra la población más vulnerable.

La directora de Política y Justicia Internacional de AI en Argentina, Mariana Fontoura Marques, recordó que, según datos de las Naciones Unidas, ya hay al menos 2,3 millones de venezolanos fuera de su país y, de ellos, 1,6 millones salieron desde 2015.

Asimismo, señaló que el 90 % de ellos se encuentra en la región, la mayoría en Colombia, pero también en países como España, que es el cuarto con más solicitudes de asilo por detrás de Perú, Brasil y Estados Unidos, y Argentina, donde desde 2016 se ha “triplicado” la llegada y radicación de migrantes del país caribeño, afirmó.

“Estamos viviendo una de las crisis de magnitudes más grandes en materia de la problemática de migración forzada en la región” y esto tiene “un impacto importante” para el mundo.

En la conferencia de prensa, el director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán, señaló que las cifras de venezolanos que se han marchado del país es “muy relevante” si se compara con los cinco millones de refugiados procedentes de Siria en siete años de guerra civil.

Además, señaló que Venezuela comparte con Siria y con El Salvador el “dudoso honor” de tener las cifras de homicidios más altas del mundo, al registrar una tasa de 87 por cada 100.000 habitantes.

Con todo, advirtió de que es fundamental que los mensajes que se lancen a la ciudadanía desde los Gobiernos de América Latina sean “de respeto a derechos humanos” y no “atemorizadores”, racistas o xenófobas, como, según criticó, están haciendo algunos países europeos a la hora de referirse a los refugiados que llegan a sus fronteras.

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