El Ministerio de Asuntos Exteriores ha destacado hoy que las relaciones con Hungría “son buenas” después de que el Gobierno húngaro haya convocado a la embajadora española para expresar la “incomodidad” que han causado unas palabras del ministro de Exteriores, Josep Borrell.

Prueba de la buena relación es que “la invitación al ministro para ir a Hungría se mantiene”, han subrayado fuentes de Exteriores, que han confirmado que el Ministerio de Exteriores húngaro ha convocado hoy a la embajadora en Budapest, Anunciada Fernández de Córdova.

Según las fuentes, el secretario de Estado de Exteriores de Hungría, Levente Magyar, "le ha trasladado su ‘incomodidad’ por unas palabras del ministro en las que, ha dicho, acusaba a Hungría de ser un país xenófobo y lo calificaba de “pseudodemocracia”.

Borrell participó ayer en una conferencia en el Club Siglo XXI en la que abordó el problema de la inmigración y planteó que el futuro de la Unión Europea se debate entre dos visiones opuestas.

Una, “el bloque carolingio”, que integra a Francia, Alemania, el Benelux, más España y Portugal, y que defiende una Europa que avanza hacia un soberanía compartida, de fronteras abiertas y reguladas, la aceptación de los inmigrantes que sean necesarios y que practica una “democracia al viejo estilo: separación poderes, Estado de derecho, sometimiento a reglas democracia”.

Y otra, según Borrell, que plantea que cada país se organice “como pueda”: “Cerramos fronteras, no queremos ningún inmigrante, si acaso alguno que sea cristiano; musulmanes en ningún caso, ninguno”.

Ese bloque, señaló Borrell, “está representado hoy por la pareja Orban y Salvini” – el presidente húngaro, Víktor Orban, y el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini – y practica “una democracia que no es respetuosa ni con la separación de poderes, ni con la libertad de prensa, ni con los derechos de las minorías, ni con las normas del buen funcionamiento parlamentario”.