Los españoles son los más receptivos con los refugiados, según un estudio en 18 países

El 86% de los encuestados en España apoya acoger a personas procedentes de países en guerra

El País, Álvaro Sánchez, 19-09-2018

Gestos como permitir el desembarco del Aquarius en el puerto de Valencia dieron a España cierta reputación internacional de país dispuesto a implicarse en soluciones humanitarias para migrantes y refugiados. Ayuntamientos como los de Valencia y Barcelona, y Gobiernos autonómicos como el de Cataluña también se mostraron abiertos a dejarles atracar, mientras Estados como Italia o Malta les cerraban el paso. Pero esa reacción solidaria, aplaudida en gran parte de Europa, no es patrimonio único de las instituciones. Según un estudio del Pew Research Center publicado este miércoles, tiene su reflejo a pie de calle: el 86% de los españoles consultados es favorable a acoger a refugiados procedentes de países asolados por la violencia y la guerra, más que en ningún otro de los restantes 17 países donde han preguntado.

Los resultados confirman la tendencia que cada cierto tiempo viene mostrando el Eurobarómetro, la encuesta realizada por la Comisión Europea para palpar el sentir de la opinión pública sobre un amplio espectro de temas. En el de junio, el 83% de los españoles creía que España debía ayudar a los refugiados, una cifra muy similar a que ahora publica el think tank con sede en Washington. En el sondeo del Pew Research Center, solo un 13% de los españoles se opone a dar asilo a los refugiados. Los datos van en consonancia con la anomalía política española, uno de los pocos países europeos donde la extrema derecha es residual y no logra obtener representación parlamentaria.

Entre la decena de países europeos examinados, italianos, polacos y húngaros son los más reticentes a aceptarlos. En todos ellos gobiernan fuerzas muy críticas con las políticas de acogida, cuyo rostro más visible en Europa Occidental ha sido el vicepresidente italiano Matteo Salvini. Una de las herencias de la crisis migratoria que vivió el continente en 2015 y 2016, años en los que las solicitudes de asilo se dispararon hasta 1,3 millones, ha sido el auge de formaciones extremistas que han hecho del cierre de fronteras su caballo de batalla.

Pero pese a la dura dialéctica de sus líderes, en Polonia e Italia son mayoría los que piensan que el Estado debe dar asilo a las víctimas de conflictos armados. Hungría, el país liderado por Viktor Orbán, es el único donde más de la mitad de los interrogados rechaza la entrada de ciudadanos que huyen de la violencia y la guerra: un 54%, frente a un 32% que la respalda —el resto no se pronuncia ni a favor ni en contra—. Aun así, en Alemania, el mayor receptor de la crisis, el 82% sigue pensando que es necesario dar cobijo a los afectados por la guerra. Y el balance de conjunto indica que el 77% de los europeos consultados quiere que sus Gobiernos no los dejen en la estacada.

Fuera de la UE, los sondeados de México, Canadá y Australia son los más receptivos. En los tres casos, más del 70% son partidarios de abrir las fronteras a los damnificados por conflictos bélicos. Sudáfrica, Rusia, y sobre todo Israel, son los que contemplan con menos entusiasmo esa posibilidad. En los tres países los que prefieren cerrar las puertas a los refugiados son más que los favorables a abrirlas. En la zona media aparecen Estados Unidos y Japón (66% a favor).

El trabajo de la casa de análisis norteamericana, realizado en la primavera de 2018, con alrededor de un millar de entrevistas en cada país, no solo trata de captar el estado de opinión sobre los refugiados. También aborda la percepción que existe en diez países europeos sobre la forma en que la Unión Europea ha gestionado los flujos hacia el continente. Y el resultado transpira malestar con las instituciones comunitarias: en todos ellos los ciudadanos desaprueban la actuación de la UE, especialmente en Grecia (92%), donde la falta de un plan de acogida favoreció la creación de campos de refugiados en islas como Samos o Lesbos. Le siguen Suecia, Hungría e Italia, otro de los socios que ha reclamado más respaldo europeo para afrontar la crisis. En España, principal destino de migrantes y refugiados este año, la tasa de desaprobación con las políticas de la UE fue del 71%.

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