El flujo de migrantes se mantiene y cada semana llega un centenar a Irun

La red de acogida ciudadana denuncia que no se están cumpliendo las estancias de 5 días en el centro de emergencia de Martindozenea

Diario Vasco, AIENDE S. JIMÉNEZ, 19-09-2018

El flujo de migrantes en tránsito que recalan en Gipuzkoa como parte de su ruta hacia otros países europeos no cesa. A principios de mes el Gobierno Vasco aportó nuevos datos que reflejaban un descenso de las atenciones realizadas en Euskadi durante la última semana de agosto, que se mantuvo también durante la primera de septiembre, lo que hacía pensar en un posible parón de llegadas de este fenómeno migratorio que se inició el pasado mes de junio. No obstante, los últimos datos recopilados por Cruz Roja revelan un nuevo repunte en las atenciones realizadas en los tres territorios vascos durante la pasada semana.

Desde el 19 de junio Cruz Roja ha acogido a 3.260 personas en Euskadi y ha realizado 6.676 atenciones

Los últimos datos, actualizados este mismo lunes, indican que desde el 19 de junio la Cruz Roja ha acogido a un total de 3.260 migrantes en tránsito en Euskadi, y ha realizado 6.676 atenciones (una misma persona ha podido ser atendida en más de una ocasión). Respecto a los datos de las personas atendidas en las últimas semanas, fueron 202 entre el 27 de agosto y el 2 septiembre, 124 entre el 3 y el 9 y 226 entre el 10 y el 16. Desde Cruz Roja aseguran que si bien son datos inferiores a los registrados durante el mes de agosto, se mantienen en las cifras de julio, por lo que el flujo de personas que hacen escala en Euskadi dentro de su periplo migratorio sigue activo.

Así lo acreditan los datos y también los voluntarios de la red de acogida ciudadana de Irun, cuya labor sigue siendo incesante en las estaciones de transporte de la localidad y en el gaztetxe de Lakaxita, que desde hace semanas se ha convertido en un albergue improvisado para atender a todos los migrantes que se quedan fuera de la acogida que ofrece el Gobierno Vasco en el centro de emergencia ubicado en Martindozenea.

En el gaztetxe se ofrecen camas, comida, una zona para cargar dispositivos móviles y sobre todo un espacio donde los migrantes puedan pasar las horas muertas antes de intentar cruzar la frontera francesa, algunos por segunda y tercera vez. Jon Aranguren, miembro de la red de acogida y de SOS Racismo Bidasoa, asegura que cada día «llegan unas 10 o 15 personas a Irun, algunas más durante el fin de semana», por lo que el flujo semanal ronda el centenar de migrantes.

Aunque los controles de la policía francesa siguen siendo habituales, la mayoría logra cruzar tarde o temprano al país vecino, «por lo que no hay un tapón de cientos de personas acumuladas en Irun», explica Aranguren. Sin embargo, el goteo de personas sigue siendo constante y desde la red denuncian que no todas ellas están recibiendo la atención que garantizó la mesa interinstitucional para la atención de personas migrantes, encabezada por el Gobierno Vasco.

En el gaztetxe de Lakaxita conviven a diario una veintena de migrantes, afirman desde la red

Se refieren en concreto a una de las últimas medidas adoptadas por la mesa, que prolongaba el tiempo de acogida de tres a cinco días, siempre que los centros de emergencia tuvieran plazas disponibles. «No se está cumpliendo, y la mayoría solo pasa tres días, incluso habiendo sitio en Martindozenea», afirma Aranguren. «Además, hay muchas personas que no son atendidas por que no portan el documento de expulsión que reciben por las administración del sur del Estado cuando llegan en patera a las costas», añade.

Lakaxita, a rebosar

Desde el pasado 1 de septiembre Irun cuenta con un único recurso de acogida de emergencia, ubicado en el albergue Martindozenea, donde se han habilitado 60 plazas y donde se ofrece atención diferenciada a mujeres, niños y personas especialmente vulnerables. Quienes salen del centro o los que no pueden optar a ella recalan en Lakaxita, donde ayer mismo había más de 20 personas acogidas. «Diez de ellas han decidido quedarse en Gipuzkoa, por lo que su situación es diferente. Pero el resto está esperando a poder pasar la frontera, y cada día llegan más», afirma Aranguren.

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