Berlín destituye al jefe del espionaje interior por minimizar ataques xenófobos

Hans-Georg Maasen, acusado de connivencia con la extrema derecha, ocupará una Secretaría de Estado

El País, Enrique Müller, 18-09-2018

La coalición de gobierno liderada por la canciller alemana, Angela Merkel, cerró este martes la crisis abierta en torno al jefe del espionaje interior, Hans – Georg Maassen, por minimizar los ataques xenófobos en Chemnitz (este del país). El polémico responsable de los servicios secretos fue destituido y ocupará una secretaría de Estado en el Ministerio del Interior de Horst Seehofer, quien se oponía al relevo exigido por los socios socialdemócratas del Gobierno. El compromiso desactiva un conflicto que ha puesto en jaque al Ejecutivo alemán.

Después un fin de semana cargado de rumores que obligaron a la canciller a prometer que el futuro de Maassen no pondría en peligro la estabilidad del Gobierno, los tres líderes —la propia Merkel (CDU), Seehofer (CSU) y la presidenta del SPD, Andrea Nahles— acordaron ofrecerle al ya exjefe de espías una secretaría de Estado en el Ministerio del Interior. La decisión permite salvar la cara al ministro del Interior y a su colaborador.

Pero la medida, acordada durante una reunión de crisis este martes en la sede del Gobierno en Berlín, dejó un mal sabor de boca entre el ejército de críticos que pedían el cese inmediato de Maassen como responsable de los servicios de inteligencia interior. Maassen ha sido relevado tras poner en duda un vídeo de persecuciones de neonazis a extranjeros durante las manifestaciones por el asesinato de un hombre en Chemnitz el pasado 26 de agosto, pero ocupará una secretaría de Estado, lo que supone un ascenso en el escalafón administrativo y un aumento de sueldo, de 11.000 a 14.000 euros brutos mensuales.

Los detalles del acuerdo y el nuevo puesto de Maassen serán explicados este miércoles, según un comunicado del Gobierno. También queda pendiente la sucesión del destituido al frente de la Oficina Federal de Protección de la Constitución. La nota oficial subraya que el ministro Seehofer “aprecia” la “competencia en cuestiones de seguridad pública” de Maassen, pero avanza que este “no será responsable en el ministerio de la supervisión de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución”.

La polémica en torno al exjefe de los servicios secretos había sumido a la gran coalición en una importante crisis, sobre todo tras la exigencia del SPD de que fuera cesado con el argumento de que ya no puede proteger la democracia con el vigor suficiente contra los ataques de la derecha. El líder de la CSU, Seehofer, expresó públicamente su confianza en él. Sin un acuerdo con el ministro, el futuro de la gran coalición quedaba en entredicho.

La crisis se abrió hace dos semanas, cuando Maassen concedió una entrevista al periódico Bild en la que sugirió que un vídeo que mostraba el ataque de ultraderechistas a un extranjero en las calles de Chemnitz era una falsificación. “No hay evidencias de que el vídeo que circula en Internet sobre este supuesto ataque sea auténtico”, dijo. “Hay buenas razones para creer que se trataba de un caso de desinformación selectiva”, añadió.

Las declaraciones de Maassen provocaron una tormenta política en Berlín y fueron interpretados como una abierta rebelión contra la canciller, quien había condenado previamente los ataques y había denunciado, a partir de la existencia del vídeo, que en las calles de Chemnitz se había producido una odiosa “caza de extranjeros”.

Después de contradecir a la canciller y sugerir que Merkel habría mentido sobre lo ocurrido en Chemnitz, los partidos de oposición, pero también los socialdemócratas en el Gobierno, exigieron la dimisión del jefe de espías. Frente a ellos, Seehofer respaldó a su colaborador Maassen, lo que se interpretó como un intento de debilitar a la jefa del Ejecutivo, cuya política migratoria y de asilo ha rechazado abiertamente y fue causa de otra grave crisis el pasado junio.

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