Las madres que luchan contra las «pateras guardería» que llegan a Canarias desde Marruecos

ABC, RLP, 18-09-2018

El drama de la llegada de pateras a Canarias no es algo que pase inadvertido a la sociedad civil en Marruecos o Mauritania. En la costa atlántica hay movilizaciones de madres para bloquear los intentos de acceso a las islas de sus hijos por vía marítima al archipiélago. Así, han creado redes de alerta y campañas en escuelas e institutos para detectar los planes de sus hijos y evitar que ocupen lo que llaman «pateras guardería».

Un grupo de 32 inmigrantes fue localizado la semana pasada por la Guardia Civil navegando rumbo a Canarias cuando se encontraba a 55 millas al norte de la isla de La Graciosa. Mauritania ha arrestado a 41 emigrantes subsaharianos a 470 kilómetros al norte de Nouakchot, cuando se disponían a viajar a Canarias.

La idea partió porque en 2009 hubo un caso con 20 menores muertos de una patera con 32 ocupantes
En Marruecos, el movimiento familiar para evitar la llegada a Canarias de pateras lo impulsa Mohammed Abdullah Al-Kawa desde la «Asociación Wadi Nun para la Migración y el Desarrollo», que trabaja, de la mano de las madres, para crear conciencia sobre los peligros de la inmigración ilegal.

Esta organización, según los datos que ha proporcionado a DW, realiza planes de voluntariado en centros de enseñanza de la costa marroquí en dos ejes: dar asistencia psicológica a familias que pierden a sus hijos en el mar y ejecutar campañas para alertar de los altos riesgos que supone ir a las islas en patera.

Colegios

Así, la entidad dedica esfuerzos entre menores y escolares de Guelmín y las zonas más pobres. La idea partió porque en 2009 hubo un caso con 20 menores muertos de una patera con 32 ocupantes. Se ahogaron 26 marroquíes en la costa canaria. Una mujer perdió a cuatro hijos y una sobrina. Los cuerpos están enterrados en Guelmin.

Los servicios de voluntariado trabajan en las escuelas del sur de Marruecos empleando el teatro y el cine con menores en edad escolar y centros de secundaria.

El Gobierno de Marruecos, por su parte, tiene al Ministerio de Pesca controlando las pateras de pesca artesanal para impedir su uso para la inmigración ilegal. Pero es muy complejo. Marruecos asegura que Sidi Ifni ha bajado de forma significativa la llegada de pateras desde esta zona costera a Canarias.

Sin empleo tras los estudios

Las problemas para encontrar empleo tras los estudios es uno de los ingredientes que motivan a los menores a dejarse seducir por los traficantes de inmigrantes. Desde las asociaciones se señala que la inmigración ilegal de los niños se ceba con familias de pueblos y los barrios pobres del sur de Marruecos. La desesperación lleva a familias incluso a «pagar a sus hijos por la aventura proporcionándoles asistencia material después de otorgarles pequeños préstamos».

La reciente llegada en Ngmrt y Osrir, en las cercanías de Guelmim, de ataudes procedentes de Canarias ha generado un importante impacto visual entre los jóvenes.

La mujer que abandera estas alertas tempranas es Halima Bhoush, que perdió a su hijo Mohammed Allawi, que tenía 16 años, cuando trataba de llegar a Lanzarote en patera. «Las redes de contrabando lograron convencer a mi hijo que va a lograr sus sueños a través de la migración hacia Canarias, se negó rotundamente a emigrar, pero insistió y viajó sin mi conocimiento».

Relata que su hijo abandonó la escuela con la esperanza de mejorar la situación de su familia. Su padre murió si saber que su hijo se había ahogado. «Me decía que haría una casa de lujo», relata. Halima Bhoush señala a las pateras como «barcos de la muerte».

No toda la movilización la realizan mujeres. De la zona de Osrir es Mohammed Mubarak Mti, que ha perdido a dos hijos menores en un intento de llegar a Canarias en patera. Ayad, de 15 años, y Mohammed, que contaba con 17 años. Afirma que «mis hijos se negaron a completar sus estudios y han perdido la esperanza de vivir en este pueblo. Todo su sueño era emigrar a Europa y no pudimos convencerlos por la amarga realidad que esperan vivir después de completar sus estudios».

Afirma que sus hijos se fueron sin su conocimiento a la ciudad de El Aaiún y «allí cabalgaron en el mar». «Trabajaron durante cierto tiempo en asuntos esporádicos para recaudar suficiente dinero y no nos pidieron ayuda porque tenían miedo de no viajar», apostilla.

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