Atentado en Cornellà

...y Luci se puso el velo

La mujer de Abdelouahab Taib se iba a separar del terrorista abatido tras dos años de matrimonio

La Vanguardia, David Guerrero, 21-08-2018

Luci sorprendió a sus vecinos cuando, de un día para otro, pasó a llevar el velo puesto cada vez que salía a la calle. Cuentan los que la conocen que fue una decisión tomada por voluntad propia al iniciar una relación con Abdelouahab Taib
, el argelino abatido ayer en la comisaría de los Mossos d’Esquadra
situada a poco más de 100 metros de su domicilio.


Vivían juntos desde hace algo más de dos años en los bajos del número 6 de la calle Garraf de Cornellà de Llobregat, donde un gato asomaba la cabeza entre los barrotes de la ventana mientras la policía practicaba el registro en el interior del domicilio pocas horas después del ataque.


A Luci, en cambio, la conocen bien en el barrio de Sant Ildefons, en el que lleva 40 años viviendo, desde que nació. Como muchos de sus vecinos, sus padres llegaron desde el sur (en este caso, la población granadina de Dehesas de Guadix) con una mano delante y otra detrás cuando las calles aún estaban por asfaltar en lo que entonces se conocía como Ciudad Satélite.


Antes de casarse con Abdelouahab, Luci estuvo con un asiático y tiene dos hijas adolescentes que viven con el padre unas calles más abajo. Ayer se encontraban de vacaciones. Pese a convertirse al islam y cubrirse el pelo con un pañuelo desde que conoció a Abdelouahab, ella seguía siendo la misma. Si alguien le recriminaba que llevara el velo –que los hubo–, se enfadaba. A los que le preguntaban con curiosidad, les respondía que era una decisión que había tomado por amor. “Me he juntado con un moro que me lleva en bandeja”, recuerdan que contestó una vez a unas vecinas que tomaban el fresco en la esquina de casa, en uno de los jardines interiores entre bloques siempre llenos de vida.


Los inmigrantes de Extremadura y Andalucía, como la familia de Luci, han sido reemplazados en parte por los magrebíes y los ecuatorianos que llegaron a principios de siglo buscando las mismas oportunidades que sus predecesores habían encontrado en los setenta. Las diferentes comunidades culturales conviven en armonía, como demuestra Isabel, que habla con orgullo de las dos hijas de su vecina marroquí, que se han sacado un título universitario.


Los que trabajaron duro para alimentar a sus familias y a la vez lucharon por que el barrio tuviera escuelas y equipamientos ahora forman corrillos de debate en los bancos que hay frente a un solar donde hasta hace pocos años se encontraba el popular cine Pisa. Nadie entiende cómo ese chico argelino pudo acabar con un cuchillo en la comisaría de los Mossos que hay a menos de cinco minutos. “No se relacionaba con nadie, pero iba siempre bien vestido y daba buena impresión”, aseguraba Victoria, vecina del quinto. “Era guapetón”, apuntaba otra mujer que también pasa el verano en el barrio sin haber bajado al pueblo porque no se encuentra muy bien.


Con los que sí que se relacionaba Abdelouahab era con un grupo de musulmanes, unos chicos bien parecidos, comentan, que a veces se pasaban a buscarlo por casa cuando ya oscurecía. Los vecinos cuentan que salían en dirección a la mezquita que hay a tres calles de la comisaría atacada, aunque nadie acierta a confirmar si realmente iban allí. Se trata de la mayor mezquita de Catalunya y la única del área metropolitana de Barcelona (el resto son oratorios, por muy grandes que sean). Gestionada por el centro cultural islámico Al – Tauba, no tiene minarete ni cúpula visibles desde fuera. Es un lugar que busca pasar desapercibido en un entorno industrial, en la frontera con Sant Joan Despí, con almacenes de productos de construcción a un lado y las oficinas de la farmacéutica Bayer enfrente.


La mezquita se empezó a construir hace más de diez años a partir de aportaciones de los fieles que entonces rezaban en un local insalubre; las obras se frenaron por la crisis y se pudieron finalizar hace un par de años. No se ha inaugurado oficialmente para evitar polémicas, pero funciona a pleno rendimiento durante el rezo de los viernes y ofrece actividades para la comunidad durante todos los días. Entre ellas, charlas a cargo de la policia local de Cornellà. En el 2016 se abrió una investigación al conocerse que más de 500 personas asistieron al sermón del viernes a cargo de un imán saudí de la corriente suní que defiende la santidad de Osama bin Laden. Ayer la mezquita mantenía las puertas cerradas a cinco minutos de la comisaría de los Mossos y a diez minutos del domicilio de Luci y Abdelouahab.

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