LIDERAZGO ANTE LA XENOFOBIA

La aproximación entre Merkel y Sánchez tenía que producirse en un asunto vertebral para Europa

El Correo, ANTONIO PAPELL, 14-08-2018

Angela Merkel, que tuvo que mantener la gran coalición tras las elecciones porque su popularidad se hallaba a la baja a causa de su política de inmigración, está desempeñando un papel admirable en Europa, poniendo el liderazgo de su país al frente de la lucha contra la xenofobia. Que Alemania adopte esta actitud humanitaria y democrática es una tranquilidad para todos y una prueba de que la vieja Europa, que se suicidó varias veces en el altar del nacionalismo, ha aprendido la lección.

En el discurso de fin de año de 2014, Merkel expuso su opinión al respecto. Al hacer alusión a los conflictos armados que proliferaban, como ahora, alrededor del mundo, el de Siria en primer lugar, reiteró el apoyo de su Gobierno a las personas obligadas a abandonar sus países para garantizar su supervivencia. La canciller argumentó que, tras la Segunda Guerra Mundial, nunca había habido tantos refugiados buscando asilo como ahora. Muchos vienen escapando de la muerte, enfatizó. «Les ayudaremos y acogeremos a aquellos que necesitan protección», dijo. Merkel fue rotunda al declarar que «la inmigración nos beneficia a todos». Y condenó con dureza las consignas racistas de movimientos xenófobos.

En 2016, Alemania recibió a 1,1 millones de solicitantes de asilo, de los que casi el 40% provenía de Siria. Tras los sirios, los dos países con más refugiados fueron Afganistán (154.000) e Irak (122.000). La facilidad de asilo está relacionada con la situación del país de procedencia; cuando se estabiliza, desaparece.

Merkel sufre un gran desgaste por mantener esta actitud. En las elecciones de 2017, AfD obtuvo con su discurso xenófobo el 12,6% de los votos y 94 escaños en el Bundestag. Pero, ante la inminencia de los comicios regionales en Baviera, la CSU, socia histórica de la CDU de Merkel, ha exigido a la canciller una posición mucho más dura, ante el temor de que el populismo racista siga avanzando.

Así las cosas, la aproximación entre Merkel y Sánchez, ideológicamente cercanos en un asunto vertebral en Europa, había de producirse necesariamente, formando un eje al que se adhieren también Portugal y Francia, y en cuyas antípodas están Italia y el Grupo de Visegrado. La llegada a Doñana de la canciller ha aclarado las posiciones. Merkel ha recordado que la UE tiene unos valores claros, «y uno de ellos es la defensa de la dignidad humana y los derechos humanos, por eso luchamos de forma radical contra el racismo».

En la práctica, Merkel y Sánchez han suscrito un acuerdo para ayudar a Marruecos a contener la emigración (130 millones de euros, todavía lejos de los 3.000 millones que recibió Turquía de la UE). Además, Alemania y España encabezarán una campaña de cooperación al desarrollo para estabilizar y llevar el progreso a África, de forma que sus habitantes no se jueguen la vida emigrando. El PP deberá medir sus protestas ante esta línea de avance.

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